CATÓLICOS EN SALAMANCA – Julio López Revuelta: “Hagamos de cada día un Domingo de Resurrección”

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El pregonero de la Semana Santa de Salamanca de 2025 pidió la unión entre cofradías y hermandades, “que es la mayor de nuestras fortalezas, para que esté presente todos los días del año”

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

Las primeras palabras del pregonero de la Semana Santa de este año, Julio López Revuelta, fueron para la imagen de Nuestro Padre Jesús Despojado, su única compañía en el escenario del teatro Liceo, donde todavía resonaba la melodía de “La esperanza de María”, interpretada por la Agrupación Musical de La Expiración instantes antes de la aparición del actual director de Comunicación de la Junta de Castilla y León.

“Padre, de nuevo ante ti. Con la necesidad de rogarte…“, le imploraba en la introducción, definiéndose a sí mismo como un creyente imperfecto,  “un apasionado de su ciudad y de sus tradiciones, un ferviente defensor de la Semana Santa”. El olor a incienso perduraba en el patio de butacas, y junto a su atril, un banco y una farola. Recreaban un rincón de la ciudad.  López Revuelta se definió como “un cofrade de acera”, en especial, desde que fue nombrado concejal de Turismo hace justo 20 años, “y así me encontré con la Semana Santa, aunque siempre he pensado que fue ella la que me encontró a mí”.

El pregonero recordó que la Semana Santa es el acontecimiento más importante del año “para los que tenemos suerte de creer“. Uno de los momentos del pregón más emotivo fue recordar a algunos cofrades ya fallecidos, cuyas imágenes fueron proyectadas en la pantalla: David, Pepe, Tomás, Álvaro, Jose, Óscar, Loren… “y a tantos cofrades que han estado presentes a lo largo de esta historia de fe y que han dejado en nosotros una huella que el tiempo jamás borrará”. Por ellos y para ellos, puso una rosa roja junto a los pies de Jesús Despojado, cuyo silencio se rompió con un cálido aplauso .

Único cada desfile

Julio López Revuelta insistió en que los protagonistas de las cofradías son siempre los mismos, “los desfavorecidos, aquellos en los que se fijaba el Señor”. Fue desgranando uno a uno los detalles que hacen único cada desfile penitencial, su recorrido, sus paradas, sus sonidos… “Ese simbolismo, ya sea liberando los grilletes de un preso o cogiendo la mano de un enfermo”, subrayó. Lo definió como una costura firme, “porque no hay hilo más fuerte que el de la fe, la fe que une a un pueblo, a un barrio o a un oficio”.

El pregonero también resaltó que Jesús nos enseña que todos somos iguales ante los ojos de Dios, “no hay división social que quebrante este precepto en nuestras cofradías y eso las hace más grandes”. Mención especial a las cofradías de barrio, porque como remarcó, “Salamanca es pasión y piedra, pero también, pasión y barrio”. López Revuelta cree que en la Semana Santa todos caben, “donde la fe es el único pasaporte que iguala a los hermanos y cofrades sea cual fuere su condición y posición”.

En varios momentos del pregón, se interpretaron varias marchas de Semana Santa desde el sencillo banco emplazado en mitad del escenario, entre ellas, el “Gaudeamus igitur”, el himno académico tradicional en latín que recibe en la puerta de la Clerecía a la Hermandad Universitaria, “y una noche más, la Universidad se hace ciudad”, aclamaba el pregonero.

Una Iglesia universal

López Revuelta también defendió sobre el escenario del teatro Liceo, a los jóvenes que encuentran su hueco en las cofradías por esos aires del sur, “¿realmente es tan importante si nuestra fe se lleva al hombro o al costal?¿quiénes somos nosotros para ponerle puertas a una Iglesia que es universal?”. Al respecto, insiste en que a Cristo, “no le importa el acento del que le reza o cómo ornamentamos nuestra devoción, si de forma austera o barroca”.

También mencionó un café compartido con el artista Fernando Mayoral, “mirando sus pequeños y chispeantes ojos llenos de ilusión cuando me contaba la evolución de su Cristo de la Humildad”. En ese instante, las palabras del pregonero se entremezclan con los redobles de un tambor. Y las marchas de Semana Santa vuelven a acompañar las palabras de Julio López Revuelta, con “Mater mea”. “Cada día, las personas que nos congregamos en los márgenes de las procesiones también cargamos cruces, cada uno la suya, y en ocasiones, la del otro, la de un ser querido, que pesa más”, apuntaba. Y esas son las mismas personas que buscan el consuelo “en las imágenes a las que rezamos y a las que pedimos resguardo y amparo”.

Y en el Liceo suena el Ave María a toque de flauta y guitarra, que tantas veces escuchó el pregonero en la Plaza Mayor en la procesión de la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad. Y habló de la pandemia del siglo XXI que vino para quedarse, “la de la soledad no deseada, la que inunda de dolor los corazones”.

Por la unidad de las hermandades

En su pregón, dio especial importancia a la unidad de la Semana Santa, encarnada y enlazada al Domingo de Resurrección. “La que es la mayor de nuestras fortalezas y la que invoco para que esté presente durante todos los días del año”, interpelaba. Y solicitó que se haga de cada día, “un Domingo de Resurrección, en el que nuestras hermandades estén unidas”.

Y antes de terminar su pregón, suena la melodía de una marcha mariana, “Mi amargura”, y cambia su entonación para recordar que el pregón es, en esencia, un anuncio de lo que está por llegar:: “Esta es mi Semana Santa, la vuestra, la de todos”.

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