CATÓLICOS EN CANTABRIA – Domingo de Resurrección: El triunfo de la vida sobre la oscuridad de la muerte

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De la misma forma que el Triduo pascual es la celebración culminante del año litúrgico, la Noche de Pascua es, a su vez, el punto culminante del Triduo pascual. Con la celebración anoche de la Vigilia Pascual inauguramos la Cincuentena festiva de Pascua, que se prolonga hasta la solemnidad de Pentecostés. Estamos, por tanto, inmersos ya en la Pascua, que hemos celebrado en este domingo en la SIB Catedral de Santander, así como en parroquias y comunidades de toda la diócesis.

Una Catedral repleta de fieles y con una amplia representación de las cofradías y hermandades y de autoridades civiles y militares en la celebración más importante del calendario litúrgico cristiano. Esta marca el culmen de la Semana Santa y conmemora la resurrección de Jesucristo al tercer día después de su crucifixión. Esta festividad es el fundamento central de nuestra fe, ya que proclama la victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado, ofreciendo, así, esperanza de vida eterna a todos los creyentes.

Pero la resurrección de Jesús no es solo un evento histórico, sino una realidad espiritual que transforma nuestras vidas. Simboliza el triunfo del amor, la justicia y la misericordia de Dios sobre las fuerzas del mal. Es un día de alegría profunda, de renovación de la fe y de afirmación del compromiso con los valores del Evangelio.

La homilía de nuestro Obispo, D. Arturo, se centró en destacar que hoy comienza todo: «todo empieza hoy, nada ha terminado». «Cristo vive, sin Él nuestra vida no tiene sentido», aseguró. Añadió que «nuestro compromiso, nuestro gozo, nuestra fiesta es sembrarlo todo de vida pese a las noticias de dolor y muerte que nos rodean». Frente a esta situación, animó a que, personalmente, gritemos que Cristo vive y solicitó a los presentes que «como suelo pediros, hacedlo con alegría».

El Domingo de Pascua no es solo una conmemoración, sino una experiencia viva de fe en la que los cristianos estamos invitados a celebrar la vida y a testimoniar con alegría la buena noticia de que Cristo ha resucitado. Vivamos este momento con alegría e ilusión y seamos felices porque sabemos que todo lo que Él hizo por nosotros se fundamenta en el amor, ese mismo amor que debemos infundir al prójimo. Que el mundo sepa quienes somos por el amor que desprendemos.

¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya, Aleluya!

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