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En el día en que toda la Iglesia Universal ora por las vocaciones, Domingo IV de Pascua, Domingo del Buen Pastor, el obispo de Santander, Mons. Arturo Ros Murgadas, ha ordenado presbítero a Eliar Blandón Gadea (Nicaragua, 1996) para el servicio de la iglesia diocesana.
La celebración de una ordenación presbiteral tiene una especial importancia, siendo el comienzo de un servicio que, a partir de hoy, marcará la existencia del nuevo sacerdote. D. Arturo le ha invitado en su homilía a una donación total y para siempre en un ministerio en el que “no existe una entrega a tiempo parcial” y en el que es llamado a “trasparentar la bondad de Dios manifestada en Jesucristo”, siendo así “signo claro y palpable de cómo ama Él”.
En este sentido, son significativos los gestos y signos que completan la liturgia, siendo los específicos la unción de las manos con el Crisma –un ungüento, mixtura de aceite y perfume, que fue confeccionado por el obispo en la pasada Semana Santa– y la entrega del cáliz y la patena con los que se celebra la Eucaristía, y en los que se resume la ofrenda del pueblo santo de Dios.
Un pueblo de Dios que se ha congregado esta tarde en la catedral para ser “testigos de este extraordinario acontecimiento”, en palabras de D. Arturo en su homilía, provenientes de diferentes lugares de la geografía diocesana, en especial de Castro Urdiales, San Vicente de la Barquera y de las parroquias de Santiago y el Barrio Pesquero de la capital cántabra. También acudieron amigos de diferentes lugares, de Valencia, Pamplona y Oviedo, que han sido hitos dentro del itinerario formativo de Eliar.
D. Arturo ha expresado que Eliar es “sin duda un regalo para la Iglesia y para nuestra querida Diócesis de Santander” y también “la convicción de que Dios siempre cumple sus promesas”.
La ausencia lógica, pero significativa, ha sido la de los familiares cercanos del ordenando, de modo especial sus padres, Omar y Genara, que lo han podido seguir en directo desde Nicaragua a través de la cobertura y retransmisión que ha ofrecido PopularTV Cantabria. Nuestro Obispo ha secundado a Eliar en su agradecimiento a su familia y a quienes han ayudado a Eliar en su camino vocacional.
En su juventud fue decisiva, en el discernimiento vocacional, la figura de un sacerdote que le invitó a pensar en futuro, en aquello que le podría dar una felicidad, no pasajera sino más permanente. Dios parecía llamarle a entregar su vida en el sacerdocio y tantos años de formación han sido necesarios, no solo para corroborar esta intuición vocacional, sino, más bien, para ir fraguando su corazón, para hacerlo semejante al de Cristo Buen Pastor. Asimismo, nuestro obispo hacía una invitación directa a Eliar: “Amo a la Iglesia apasionadamente. Haz tú lo mismo”.
Al finalizar la Misa, D. Arturo invitaba a los jóvenes a responder con generosidad a la llamada de Dios. “¿Qué estáis esperando? El Señor da el ciento por uno” y añadió “os espero, o iré a buscaros”.
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