La obra, editada por el Servicio de Publicaciones de la Universidad Pontificia de Salamanca, recoge las reflexiones de expertos del ámbito de la comunicación, la teología, la medicina y las ciencias sociales en torno a la esperanza, en el marco de la celebración diocesana del Jubileo 2025, y ha sido presentada en la 43 Feria Municipal del Libro
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
En el corazón de la ciudad, en el espacio municipal habilitado en la Plaza Mayor con motivo de la 43ª edición de la Feria Municipal del Libro, la Diócesis de Salamanca ha presentado este viernes el libro Peregrinos de esperanza. Se trata de una obra colectiva que reúne, en sus 121 páginas, las ponencias de la periodista y secretaria general adjunta de CONFER, Silvia Rozas, y de la doctora en Teología por la Universidad de Deusto, Elisa Estévez, así como las comunicaciones del jefe del Servicio de Traumatología en el Hospital de Salamanca, Juan Francisco Blanco, y del presidente del Consejo Económico y Social de Castilla y León, Enrique Cabero. Todas estas intervenciones pronunciadas entre el 25 y 27 de marzo de 2025 en el Auditorio San Juan Pablo II de la Universidad (UPSA), en el marco de la Semana de la Esperanza, una iniciativa organizada por la Diócesis de Salamanca dentro de las actividades del Jubileo ordinario 2025.
La publicación, que ha sido editada por el Servicio de Publicaciones de la UPSA, ya está a la venta y puede encontrarse estos días en su stand dentro de la feria.
“Un libro pequeño, pero lleno de sustancia”
El obispo y Gran Canciller de la Universidad Pontificia de Salamanca, Mons. José Luis Retana, inauguró el acto destacando la singularidad de esta obra, precisando que “no es un libro al uso”, porque es una publicación que nace de intervenciones compartidas durante la Semana de la Esperanza. Remarcó que se trata de un libro “pequeño, pero lleno de sustancia”, cuya portada –una pintura de Vicente Molina titulada Comunidad (que forma parte de la exposición “peregrinos de esperanza”, abierta al público hasta el 25 de mayo en el Palacio Episcopal como parte de las actividades diocesanas para el Jubileo 2025) – es también símbolo del recorrido espiritual que refleja el libro: “Las personas que la la hemos visitado hemos visto que ahí hay una lucha continua de una situación de desvalimiento a una esperanza grande”.
Mons. Retana expresó el deseo de que: “todos nos convirtamos de algún modo en peregrinos de esperanza, una virtud que el mundo necesita”. Añadió que “los cristianos basamos nuestra esperanza en el amor de Dios. Nos sentimos como peregrinos acompañados; estemos en la situación que estemos” e insistió en que “la fe es un regalo, pero también una tarea” y subrayó el que “nosotros nos convirtamos en peregrinos de la esperanza es muy importante, porque la esperanza se nutre también de la caridad”. Finalmente, recordó que el Año de la Esperanza continúa y anunció que habrá nuevas actividades a lo largo del año.
Un testimonio desde el arte y la fragilidad
El autor de la imagen de cubierta, Vicente Molina, compartió su experiencia personal marcada por la enfermedad, tras haber pasado por varios tipos de cáncer, una experiencia que le ha abierto “una vía profunda de espiritualidad. He sentido que el Espíritu Santo me acompañaba, y cómo la paz profunda y la alegría nunca han desaparecido en mí, especialmente en momentos de límite”, confesó. Reconoció también que “he tenido varios desahucios, y siempre he visto cómo eso ha desbloqueado en experiencias nuevas dentro de la fe, y cómo Dios va poniendo siempre su última palabra”.
El sacerdote y artista soriano explicó cómo su camino de sufrimiento ha sido también una vía de revelación interior, vivida desde su primera vocación, el arte, que se ha convertido es un vehículo de expresión: “Yo soy hombre de poca palabra, lo suelo comunicar todo por medio del arte, y desde ahí, solamente es contemplar lo que uno percibe en la sola expresión, y como en ella, uno puede también reconocer en sí mismo esa vía del Espíritu que pone a cada uno”. Vicente Molina concluyó señalando que “cuando tenemos una misión, una llamada, es el Señor el que la está creando” y que el arte, en su caso, es también una manera de seguir respondiendo a ella.
Su obra pictórica, que puede visitarse en el Palacio Episcopal de Salamanca hasta el 25 de mayo, nace de esa experiencia profunda de la fragilidad y el dolor, y de la fe y la esperanza.
Un libro “hermoso y regalable”
Por su parte, la directora de la Cátedra Poética “Fray Luis de León”, Asunción Escribano, que asumió la coordinación editorial de este libro, agradeció a todas las instituciones y personas implicadas dedicación y colaboración. Escribano destacó la belleza de la obra, tanto en su forma como en su contenido: “El libro es un objeto hermoso, regalable, exteriormente es una belleza, pero interiormente lo es mucho más”. Al referirse a la ilustración de la portada, en la refiriéndose a la ilustración de la portada, “Comunidad”, de Vicente Molina, afirmó que “no se puede representar mejor esa idea”, en alusión al título también del libro.
A. Escribano elogió también la riqueza plural de las voces que recogen sus páginas: “Una mirada sobre la esperanza desde aspectos distintos que van o que integran medios de comunicación, política, vida social, medicina y teología”. Y remarcó que se trata de un libro “que se lee muy bien, en el que pensar, reflexionar, meditar y disfrutar”.
Desde su vocación lingüística, la profesora Escribano valoró además el título de la obra: “Peregrinos de esperanza me parece que son dos ideas que semánticamente se multiplican. Peregrino etimológicamente deriva de per ager, aquel que camina por el campo. Es una metáfora preciosa para hablar de cómo experimentamos la fe los cristianos”.
Un canto de esperanza para un mundo herido
El vicario de Pastoral, Andrés González, habló del sentido de la publicación, fruto de la Semana de la Esperanza en este Jubileo 2025: “Nos reunimos con el corazón abierto para celebrar el nacimiento de un regalo. Un libro nacido de la fe, alimentado por la palabra y tejido con las voces de muchos”. Recordando la convocatoria del papa Francisco para el Jubileo de la Esperanza, señaló que “esta obra quiere ser un canto de esperanza en un mundo herido por la desesperanza e inmerso solo en el presente”.
González Buenadicha destacó que las palabras recogidas en el libro “han pasado primero por la oración, por la contemplación también del crucificado y de la vida, y por la escucha profunda de los signos de los tiempos”, y expresó su deseo de “que al leerlo muchos encontréis consuelo, otros se despierten y todos encontréis razones para la esperanza y os acerquéis un poco más al rostro de Aquel que es nuestra esperanza viva”.
El vicario de pastoral, Andrés González, junto al presidente del Consejo Económico y Social de CYL, Enrique Cabero, y el obispo de Salamanca, Mons. José Luis Retana
Una mirada jurídica y humanista
Después tomó la palabra, el presidente del Consejo Económico y Social de Castilla y León, Enrique Cabero, que participó como ponente en la mesa redonda “Horizontes de esperanza” y aportó una reflexión desde el ámbito del pensamiento social y jurídico. “La esperanza está presente permanentemente también en nuestro modelo de Estado, en el Estado Social y Democrático de Derecho”, afirmó. Y citando a Benedicto XVI y al papa Francisco, recordó que “para tener esperanza hay que tener fe” y que las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, están profundamente conectadas: “no se puede tener fe sin esperanza, no se puede tener caridad sin fe”. Del mismo modo, señaló que los principios democráticos de libertad, igualdad y fraternidad, se complementan y sostienen mutuamente.
Enrique Cabero expresó su agradecimiento por formar parte de este proyecto y destacó el papel de la fraternidad en la vida pública: “La fraternidad nos debe inspirar permanentemente y esa fraternidad es la que se traduce en la caridad, en la solidaridad, en la empatía”. Añadió que estos valores, aunque hoy se vivan desde un modelo de Estado aconfesional, tienen una raíz común: “Nuestro sistema jurídico y nuestro sistema de valores están muy inspirados en el humanismo cristiano, porque estos principios, aunque después se laicizan, no dejan de tener una inspiración común que se puede interpretar desde la razón, desde la fe o, por qué no, desde la razón y la fe a la vez, que no son incompatibles ni mucho menos”.
Cabero consideró un acierto que el Jubileo haya sido convocado bajo el signo de la esperanza: “Las palabra jubileo y esperanza, me agrada muchísimo oírlas juntas, porque el jubileo es la liberación, y la esperanza nos lleva a esas palabras que son claves: libertad, igualdad, fraternidad”.
Y concluyó su intervención con una invitación a reflexionar sobre el fundamento de la fe y de la vida cristiana, “¿de qué vale creer en Dios si no se ama al hermano?”. Y señaló: “Fijaos la responsabilidad que se asume con ese criterio, que es muy exigente pero muy fácil de entender. Ese es uno de los grandes valores de la esperanza y del mensaje que se lanza a los peregrinos de esperanza que somos todos y todas. Es muy fácil de entender, aunque es muy difícil de cumplir”.
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