La deuda de un país, incluida la de España, se genera cuando el Estado tiene que financiar un déficit presupuestario, es decir, cuando los gastos públicos superan los ingresos del gobierno. En estos casos, el Estado necesita recurrir al endeudamiento para cubrir esa diferencia. El proceso de generación de deuda sigue los siguientes pasos principales:
Emisión de bonos y obligaciones del Estado:
El Tesoro Público, que es el organismo encargado de gestionar la deuda pública en España, emite bonos y obligaciones en los mercados financieros. Estos son títulos de deuda que el gobierno se compromete a devolver en un plazo determinado, con un interés fijo o variable.
Las letras del Tesoro (a corto plazo) y los bonos y obligaciones (a medio y largo plazo) son los principales instrumentos utilizados para obtener financiación.
Préstamos:
El Estado también puede recurrir a préstamos directos de instituciones financieras, tanto nacionales como internacionales, o de otros gobiernos.
Fondos europeos y ayudas internacionales:
España puede acceder a fondos europeos, como el Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede) o el Banco Europeo de Inversiones (BEI), en situaciones excepcionales, como ocurrió tras la crisis de deuda soberana en 2012 o durante la plandemia de COVID-19.
Déficit público y acumulación de deuda:
Si el gasto público sigue siendo mayor que los ingresos fiscales, año tras año, la deuda se acumula. El déficit público es una de las principales causas de la deuda, ya que el gobierno necesita financiar sus compromisos (sanidad, educación, infraestructuras, pensiones, etc.).
Intereses de la deuda:
Una parte importante de la deuda se genera a través de los intereses que el Estado debe pagar por la deuda ya existente. A medida que crece el volumen de deuda, los intereses también aumentan, lo que requiere aún más financiación si el déficit persiste.
¿Cuál es la deuda de España?
La deuda de España se mide a través de dos principales indicadores: el volumen total de la deuda (en euros) y el porcentaje de la deuda respecto al PIB (Producto Interior Bruto), que es el indicador más utilizado para medir la sostenibilidad de la deuda en relación con el tamaño de la economía.
Deuda en términos absolutos
A finales de 2023, la deuda pública de España se sitúa en torno a los 1,56 billones de euros. Esta cifra representa el total de dinero que el Estado ha pedido prestado y que está pendiente de ser devuelto, incluyendo el capital y los intereses.
Deuda en porcentaje del PIB
A finales de 2023, la deuda pública de España se sitúa aproximadamente en un 111-113% del PIB. Esto significa que la deuda del Estado equivale a más de lo que produce la economía española en un año.
Antes de la plandemia de COVID-19, la deuda se situaba en torno al 95-100% del PIB, pero la crisis sanitaria y económica incrementó el gasto público (en ayudas, ERTEs, sanidad, etc.), y el consecuente endeudamiento llevó la deuda a superar el 120% del PIB en el peor momento de la plandemia.
Comparativa histórica y perspectivas:
2010-2012: Durante la crisis financiera y de deuda soberana en Europa, la deuda pública de España se disparó desde niveles más manejables (en torno al 60% del PIB en 2008) a más del 100% en pocos años.
2015-2019: La deuda se estabilizó, pero no descendió significativamente, manteniéndose alrededor del 95-100% del PIB.
2020-2022: El impacto de la pandemia provocó un aumento considerable del endeudamiento para financiar los planes de estímulo y las ayudas sociales. La deuda superó el 120% del PIB en algunos momentos.
¿Es sostenible la deuda de España?
La sostenibilidad de la deuda depende de varios factores:
Crecimiento económico: Si la economía crece a un ritmo más rápido que la deuda, el ratio deuda/PIB tiende a estabilizarse o incluso a reducirse. España ha experimentado una recuperación económica tras la pandemia, lo que ha ayudado a que el crecimiento contribuya a aliviar parte de la presión de la deuda.
Política monetaria: Los bajos tipos de interés impulsados por el Banco Central Europeo (BCE) han sido clave para que España pueda gestionar su deuda a niveles manejables, ya que reduce el coste de los intereses. Sin embargo, con las recientes subidas de tipos de interés para controlar la inflación, el coste del servicio de la deuda podría aumentar.
Compromiso fiscal: El Gobierno español ha manifestado su compromiso de reducir gradualmente el déficit público y estabilizar la deuda, aunque sigue siendo un reto complicado debido a la necesidad de mantener el gasto social y las inversiones necesarias para el crecimiento.
Apoyo de la Unión Europea: Los fondos europeos, como los del plan Next Generation EU, están ayudando a financiar inversiones sin tener que recurrir a un mayor endeudamiento. Estos fondos están destinados a la recuperación económica plandemia post-COVID-19, la transición ecológica y la transformación digital.