CATÓLICOS EN CANTABRIA – Dos nuevos diáconos para la Diócesis de Santander

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Esta tarde, comenzaba la ordenación diaconal de 2 nuevos diáconos: Juan José Conde Muela (24 años, Salcedo de Piélagos) y José Luis García Mairena (27 años, Nueva Guinea – Nicaragua).

José Luis García Mairena, cuenta como fue con solo 9 años cuando le comunicó al sacerdote, con el que se confesó por vez primera, el deseo de ser sacerdote. Sorprendió su propuesta, aunque su motivación pudiese estar en la escasez de sacerdotes: a la comunidad en que vivía su familia, en medio de una reserva natural, no acudía más allá de una vez cada año y medio. Esta ausencia del sacerdote y de la celebración de la Eucaristía, pudo ser el detonante de que se preguntase tan pequeño, y ante su primera comunión, si él no podría ser sacerdote.

Desde el 2015 ha ido creciendo en su vocación, como un folio en blanco, en distintas etapas de discernimiento: discipular, en el Seminario Menor de Juigalpa y el propedéutico y la filosofía en Managua; y configuradora, que concluyó estos últimos años en el Seminario Internacional Bidasoa, en Pamplona, desde donde su obispo, Mons. Marcial Guzmán Saballos, le ha enviado para continuar su misión entre nosotros.

Ahora desarrollará su ministerio diaconal en Santander, sin perder su vínculo con la diócesis de Juigalpa. Podríamos decir que será un misionero entre nosotros y que, tras todo este periplo vital, se encuentra “dispuesto para dar un sí al Señor” y para servir “allí donde el Espíritu Santo quiera”.

Quizá las ausencias más dolorosas son las de su familia, en Nicaragua, que no ha podido acompañarlo en su ordenación; aunque se han hecho presentes amigos y seminaristas que han estado junto a él en este periodo de su formación.

Juan José Conde Muela comenzó su discernimiento en el Seminario Menor de Cáceres y, tras decidirse a continuar su discernimiento en Santander, cerca de su pueblo de Salcedo de Piélagos, se matriculó en Geografía e Historia en la Universidad de Cantabria. Pronto se dio cuenta de que aquello no le llenaba. Así que decidió cerrar esa etapa para darse de lleno al discernimiento de su vocación.

En este tiempo, desde el 2019, ha formado parte de la comunidad del Seminario de Santander, primero aquí, en el edificio de Monte Corbán, y estos 3 últimos años en el Metropolitano de Oviedo. Ahora, como diácono, estará ayudando como co-consiliario de la Delegación de Pastoral con jóvenes, entre otras cosas que se le vayan sumando.

Durante los fines de semana ha podido colaborar en las parroquias de pastoral a las que fue enviado: valle de Piélagos, Puente Arce, Cazoña, Unquera, San Vicente de la Barquera, Astillero y Guarnizo. Han sido lugares en que tomar contacto con la realidad pastoral que ahora tendrá que acompañar, allí donde el obispo lo envíe, habiendo gustado ya el cariño de la gente: “te quieren y se dejan querer”.

En la celebración de esta tarde, uno de los momentos más impactantes es el que viven los ordenandos en la letanía de los santos. Permanecen postrados en el suelo, en signo de humildad y petición. Este momento, junto con la imposición de manos en silencio, es el más significativo de esta peculiar celebración.

Nuestro Obispo, D. Arturo insistió en el movimiento circular que brota del Evangelio, de esta solemnidad de los santos Pedro y Pablo: conocer y seguir… ya que, al ahondar en el amor de Cristo, lo conoceremos mejor y de esta manera lo amaremos más. Porque para conocer bien a Jesús, hay que seguirlo… y para seguirlo hay que amarlo. Así, en la homilía les deseaba que pudiesen decir que “crees y vives de Jesucristo: de su misterio total. Llegas a una intimidad tal con Cristo, tan profunda, que formas uno con Él.” Seguía desarrollando esta idea en su homilía invitando a Juan José y a José Luis a grabar a fuego este criterio en el discernimiento de su acción: “Ahora, siendo diáconos, es necesario que todas las decisiones, que podáis tomar en vuestras vidas, adquieran su valor y su sentido en Cristo.”

En su homilía, concluía expresando la acción de gracias suya y de toda la diócesis: “Damos gracias a Dios por la vida y la vocación de Juan José y de José Luis. Unidos, como una sola familia, la comunidad diocesana pide por vosotros”.

No desperdició la oportunidad el obispo de recordar a los presentes la necesidad que vivimos de sacerdotes. Así bromeó con los nuevos diáconos que, a partir de mañana “los envío a que busquen vocaciones. Y estos lo logran. ¿A qué sí?”.

Todas las personas que han arropado en la celebración a los nuevos diáconos sonreían cómplicemente, pues su presencia es en parte un síntoma del cariño que estos nuevos diáconos cosechan de una siembra sencilla de fe y amor.

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