A la luz del pasaje evangélico de Lucas 18, 1-8, correspondiente a este domingo, XXIX del tiempo ordinario, Mercedes Marcos invita en este comentario a redescubrir la fuerza de la oración y abrir el corazón a la acción transformadora del Señor
“Para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer”. Así sin rodeos expone Jesús a sus discípulos el porqué de proponerles esta parábola del juez y la viuda, del Evangelio de san Lucas 18, 1-8, que se proclama este domingo. Y es que esta viuda, un día y otro, se acercaba al juez para insistirle: “Hazme justicia frente a mi adversario”. Y tanto le insistió que, al final, el juez le hizo caso, aunque fuera sólo para que dejara de molestarle.
Creo que Jesús nos la pone como modelo por esta insistencia. Nuestro Dios es el Enmanuel, el Dios a nuestro lado, que ha puesto en nuestros corazones la osadía, la Gracia, de poder y querer hablar con Él.
Los discípulos veían que, con mucha frecuencia, Jesús se dedicaba a la oración. Sin duda, lo haría de una forma que sorprendía a sus seguidores; por eso, le pidieron que les enseñara a orar.
Aquí Jesús nos anima a orar con insistencia. Orar, hablar con nuestro Padre, no solo para pedirle, sino también para contarle, recordarle, preguntarle, escucharle, agradecerle, alabarle, adorarle, contemplarle…
Con la oración conseguiremos no solo la justicia de Dios, que nos escuchará, sino que cambiará, sobre todo, nuestro corazón, porque orar significa poner los ojos en Él y así prepararnos para el camino. La oración nos abre la puerta a la esperanza.
La oración es aliento, espoleo, una gracia que nos llena de entusiasmo, alegría, sosiego y ternura. La oración es descanso para el alma, paz y abrazo de Dios.
La oración sostiene nuestra misión, también en este día del DOMUND.
Tomemos, además, la palabra a Jesús y contestemos a la última pregunta de este evangelio: “¿Encontrará esta fe en la tierra?” Sí, la encontrará si, como Moisés, somos capaces de permanecer con los brazos en alto: a veces sostenidos por los hermanos, otras por nuestra comunidad. Sí, la encontrará si, cada día, nosotros encontramos ese espacio para hablar de tú a tú, en la intimidad con Él; un alivio, un descanso y, sobre todo, una gracia y un abrazo.
Mercedes Marcos, Talleres de Oración y Vida
La entrada Una gracia y un regalo se publicó primero en Diócesis de Salamanca.
————————————————————————————————————————————————————————————
El anterior contenido fue publicado en: