Muchos de nosotros, cuando nos invitan a un cumpleaños y más si es uno muy sonado, nos preparamos y cuidamos con más esmero: pensando qué nos vamos a poner, que le vamos a regalar, intentamos llegar con cierta puntualidad, etc. Sería poco lógico y a nadie se le ocurre llegar a ese cumpleaños, disfrutar de la fiesta, hablar con los amigos/as y no felicitar al que ese día celebra, y tampoco se nos pasa por la cabeza que todo el mundo le dé regalos y nosotros nos hayamos olvidado de hacerlo.
En estos días nos estamos preparando para celebrar un nuevo nacimiento de Jesús: su cumpleaños. Nos vemos rodeados por multitud de convencionalismos sociales, muchos de ellos muy buenos, pero que nos pueden hacer olvidar lo importante: el cumpleaños de Jesús. También nosotros tenemos que ir a felicitar a Jesús, darle regalos. Es lo que hacen los pastores, los magos, la lavandera y hasta el granjero de Belén.
Una de las cosas más importantes en nuestra vida es saber qué es lo prioritario y, gracias a Dios, muchas veces lo sabemos, pero ¿Lo vivimos? Queremos animarte a que te plantees qué vas a hacer estas Navidades y cuál es el regalo que le vas a hacer a Jesús.
Seguramente, Dios quiere que aprovechemos estas fechas para ver a seres queridos, descansar y pasar buenos ratos con amigos/as, pero fundamentalmente quiere que consideremos que es lo que es capaz de hacer Dios por cada uno de los hombres. No, nos escondamos en el anonimato de que Dios nace por todos, sino que nace por ti.
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