Oposición católica a algunas corrientes filosóficas desde el año 0.

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La Iglesia católica ha tenido una relación histórica con diversas corrientes filosóficas desde el año 0. Su oposición o crítica a estas filosofías a menudo se basa en que ciertos aspectos de estas ideologías van en contra de sus doctrinas centrales, especialmente en cuestiones de moral, teología y antropología (la concepción del ser humano). A continuación, te explico por qué la Iglesia se ha opuesto fundamentalmente a algunas corrientes filosóficas importantes:

1. Gnosticismo (Siglos I-II d.C.)

  • Oposición de la Iglesia: El gnosticismo sostenía que la salvación se alcanzaba a través de un conocimiento secreto, y que el mundo material era obra de una deidad inferior, lo que contradecía la idea cristiana de que el mundo material fue creado por Dios y que la salvación está disponible para todos a través de Cristo, no mediante conocimiento secreto. La Iglesia defendió la bondad de la creación y la importancia de la Encarnación de Cristo.

2. Arrianismo (Siglo IV d.C.)

  • Oposición de la Iglesia: El arrianismo, defendido por Arrio, negaba la plena divinidad de Cristo, afirmando que era una criatura subordinada a Dios Padre. La Iglesia lo condenó en el Concilio de Nicea (325) porque socavaba la doctrina de la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), lo cual es central en la fe cristiana.

3. Maniqueísmo (Siglo III d.C.)

  • Oposición de la Iglesia: Esta corriente dualista sostenía que el mundo está dividido entre fuerzas del bien (espiritual) y del mal (material), viendo el cuerpo y la materia como esencialmente malos. La Iglesia rechaza el dualismo, defendiendo la bondad de la creación material y afirmando que el mal no tiene sustancia propia, sino que es una privación del bien.

4. Pelagianismo (Siglo V d.C.)

  • Oposición de la Iglesia: El pelagianismo, promovido por Pelagio, negaba la doctrina del pecado original y afirmaba que los seres humanos podían alcanzar la salvación sin la gracia de Dios. La Iglesia, especialmente a través de San Agustín, lo condenó, ya que la doctrina cristiana enseña que la gracia divina es necesaria para la salvación, y que todos los seres humanos nacen con el pecado original, del cual solo la gracia de Cristo puede redimirnos.

5. Escolástica tardía y Nominalismo (Siglos XIV-XV d.C.)

  • Oposición de la Iglesia: El nominalismo, promovido por filósofos como Guillermo de Ockham, negaba la existencia de universales y argumentaba que solo los individuos concretos existen, mientras que las ideas abstractas son solo nombres (nomina). La Iglesia veía esta postura como un peligro para la comprensión metafísica del ser y para la posibilidad de conocer verdades universales sobre Dios y la moralidad, que son fundamentales para la teología católica.

6. Racionalismo (Siglo XVII-XVIII)

  • Oposición de la Iglesia: Filósofos como Descartes y Spinoza promovieron el racionalismo, que sostenía que la razón humana es la fuente primaria del conocimiento, en detrimento de la revelación divina. La Iglesia se opuso porque la razón separada de la fe es insuficiente para alcanzar algunas verdades sobre Dios, el alma y la moral. La fe y la razón, según la teología católica, deben complementarse, no contradecirse.

7. Ilustración (Siglo XVIII)

  • Oposición de la Iglesia: La Ilustración enfatizó la autonomía de la razón humana, el progreso y la libertad individual, a menudo oponiéndose a la autoridad religiosa y la tradición. Algunos ilustrados promovieron un deísmo que minimizaba la intervención de Dios en el mundo, y otros defendieron el secularismo. La Iglesia se opuso porque estas ideas amenazaban con eliminar la necesidad de la revelación divina, la autoridad eclesiástica y la moral cristiana en la vida pública.

8. Positivismo (Siglo XIX)

  • Oposición de la Iglesia: El positivismo, promovido por filósofos como Auguste Comte, sostenía que solo el conocimiento derivado de la ciencia empírica es válido, rechazando la metafísica y la religión. La Iglesia lo rechazó porque minimizaba la importancia de las verdades filosóficas y teológicas que no pueden ser verificadas por la ciencia empírica, como la existencia de Dios, el alma y la moral objetiva.

9. Marxismo (Siglo XIX-XX)

  • Oposición de la Iglesia: El marxismo, desarrollado por Karl Marx, promovía una visión materialista de la historia, en la que las estructuras económicas y sociales determinan la vida humana, y veía la religión como un “opio del pueblo”, una herramienta de opresión. La Iglesia rechazó el marxismo porque niega la dimensión espiritual del ser humano, promueve el ateísmo y propone la lucha de clases como un medio para el cambio social, lo que contradice la visión cristiana de la dignidad humana, la solidaridad y la moral basada en el Evangelio.

10. Existencialismo ateo (Siglo XX)

  • Oposición de la Iglesia: El existencialismo ateo, asociado con filósofos como Jean-Paul Sartre, sostenía que la existencia precede a la esencia, es decir, que el ser humano no tiene una naturaleza o propósito dado por Dios y que debe crear su propio sentido en un mundo sin Dios. La Iglesia se opuso porque esta filosofía negaba el papel de Dios como creador y fuente del sentido último, así como la moral objetiva basada en la naturaleza humana.

11. Nihilismo (Siglo XIX-XX)

  • Oposición de la Iglesia: El nihilismo, popularizado por filósofos como Nietzsche, negaba la existencia de valores absolutos y objetividad en la moral, sosteniendo que la vida no tiene sentido inherente. La Iglesia lo rechazó porque la fe cristiana enseña que la vida tiene un propósito dado por Dios y que existen verdades morales universales. El nihilismo, con su negación de cualquier fundamento moral, se oponía radicalmente a la enseñanza cristiana sobre la dignidad humana y el propósito trascendente.

12. Relativismo moral (Siglo XX-XXI)

  • Oposición de la Iglesia: El relativismo sostiene que no hay verdades morales objetivas y que cada persona o cultura puede definir lo que es moralmente correcto. La Iglesia se opone a esta visión porque sostiene que hay verdades morales objetivas que están basadas en la naturaleza humana y en la ley divina. El relativismo moral, según la Iglesia, conduce a la confusión ética y a la erosión de los principios fundamentales de justicia y amor.

Resumen:

La Iglesia se ha opuesto a estas corrientes filosóficas principalmente cuando:

  1. Niegan la existencia de Dios o su relevancia en la vida humana (como el existencialismo ateo, el marxismo, o el nihilismo).
  2. Reducen la moralidad a un producto subjetivo o cultural (relativismo moral, nihilismo).
  3. Sustituyen la fe y la revelación por la razón o la ciencia exclusivamente (racionalismo, positivismo).
  4. Socavan la dignidad del ser humano o la necesidad de la gracia para la salvación (pelagianismo, gnosticismo, marxismo).

La postura de la Iglesia siempre ha sido la de tener en cuenta la fe y la razón, defendiendo la necesidad de verdades objetivas tanto en lo moral como en lo espiritual.