Lo he pensado muchas veces: “¿Crees que Dios se lo pasa bien contigo?”. Pues creo que sí. En la vida cotidiana, buscamos formas de ser felices y hacer felices a los demás. Sin embargo, no pensamos si estamos haciendo feliz a Dios. Esta reflexión nos puede guiar para vivir una vida más plena y virtuosa.
Hay maneras de hacerle sonreír como, por ejemplo, cuando ayudamos a alguien en necesidad, mostramos cariño, agradecemos los dones recibidos, actuamos con justicia, perseveramos en la fe….pequeñas acciones diarias que reflejan nuestro amor y devoción.
Pero vamos más allá… Podemos descubrir que el humor también tiene un lugar especial en la relación con Dios. A veces, Dios nos sorprende con pequeños milagros que nos arrancan una sonrisa, como cuando buscamos desesperadamente las llaves de casa y, tras una breve oración, las encontramos en el lugar más insospechado.
Dios también tiene una forma especial de orquestar coincidencias que nos hacen reír. ¿Alguna vez has pensado mucho en un amigo al que no ves desde hace mucho tiempo y, de repente, te lo encuentras en la calle? O cuando te vistes de rojo y descubres que todos en el trabajo también lo hicieron sin previo aviso. Vas al supermercado con una lista mental y al llegar a casa, te das cuenta de que compraste todo menos lo que realmente necesitabas. La risa que te provoca esta situación es una pequeña bendición disfrazada.
Vas a una fiesta de disfraces con lo que crees que es un atuendo original y único y, al llegar, descubres que al menos tres personas llevan el mismo disfraz. O estás deseando comerte un helado, lo compras y, justo antes de darle el primer bocado, se te cae al suelo. Entre lágrimas y risas, conviertes ese momento en una lección sobre cómo no dejar que una pequeña tragedia arruine el día. Estas situaciones nos muestran que Dios disfruta creando momentos de alegría inesperada en nuestras vidas. Al fin y al cabo, si nosotros podemos reír, es porque hemos sido creados a imagen y semejanza de Él.
Al recordar esto, podemos apreciar la inmensa bondad de Dios, que nos da la capacidad de encontrar alegría incluso en las situaciones más simples. Cada carcajada y cada sonrisa son una forma de agradecerle por el regalo de la vida.
Dios se lo debe pasar genial conmigo porque elegí una vida llena de alegría y humor, confiando en que Él está a mi lado en cada paso del camino. Dios nos acompaña, disfrutando de nuestra compañía tanto como nosotros de la suya. Así que en el momento en que parezca que metes la pata, mira hacia arriba y dile: “ Ja, ja, ja….Eres una pasada!!!!!”.
Marienma Posadas
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