Hijo mío, que estás en la tierra
haz que tu vida sea
el mejor reflejo de mi nombre.
Adéntrate en mi Reino
en cada paso que des,
en cada decisión que tomes,
en cada caricia y en cada gesto.
Constrúyelo tú por mí, y conmigo.
Esa es mi voluntad
en la tierra como en el Cielo.