El título de “Corredentora” de la Virgen María se refiere a su participación en la obra de la salvación, en colaboración con Jesucristo. La doctrina de la corredención sostiene que, aunque solo Cristo es el Redentor principal y único en cuanto a su sacrificio en la cruz, la Virgen María tuvo un papel único y especial en la historia de la salvación, cooperando con la voluntad de Dios para que la humanidad pudiera alcanzar la redención.
Existen varias razones que fundamentan esta doctrina:
- La maternidad de María: La Virgen María fue la madre de Jesucristo, quien es el Redentor del mundo. Al aceptar ser la madre de Jesús en el momento de la Anunciación (cuando el ángel Gabriel le dijo que sería la madre del Salvador), María colaboró de manera directa en el plan de salvación. Este “sí” de María a Dios en ese momento es visto como un acto de cooperación activa en la redención.
- La presencia en la crucifixión: María estuvo presente en la crucifixión de Jesús, sufriendo junto a Él. Según la tradición católica, su sufrimiento al ver a su hijo crucificado se entiende como una forma de “co-sufrimiento” con Cristo. El Papa Juan Pablo II expresó en su carta apostólica “Redemptoris Mater” que María, al estar de pie junto a la cruz, participó de forma especial en la pasión de Cristo, compartiendo en su dolor y en su sacrificio.
- El “sí” de María en la salvación: El “sí” de María en el momento de la Anunciación se considera un acto de obediencia y fe que permitió que el Salvador viniera al mundo. Por esta disposición y colaboración, la Iglesia la ve como “corredentora”, es decir, una cooperadora en el plan divino de redención.
- La cooperación en la obra de la gracia: En la teología católica, se entiende que, a lo largo de la historia de la salvación, María no solo fue una madre física de Jesús, sino que también colaboró espiritualmente en la obra redentora. Este concepto se extiende a su intercesión por los fieles, como se expresa en la devoción a la Virgen María, donde se le pide que interceda ante su hijo para obtener la gracia de la salvación.
- El Papa San Juan Pablo II y otros papas: En diversos momentos, el Papa San Juan Pablo II y otros papas han reconocido la figura de María como corredentora. Aunque la Iglesia no ha proclamado dogmáticamente el título de “Corredentora” como dogma oficial, ha enfatizado el papel especial de María en la cooperación con la obra redentora de su hijo.
Es importante señalar que la doctrina de María como corredentora no implica que ella sea una redentora independiente o igual a Cristo, sino que se entiende en un contexto de colaboración subordinada. Cristo es el único Redentor absoluto, mientras que María es vista como una cooperadora en la obra redentora, siguiendo la voluntad de Dios. Esta idea subraya la importancia de la figura de María dentro del misterio de la salvación cristiana.