Legitimidad en España, del trono

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El tradicionalismo español considera que los derechos sucesorios al trono de España se han basado en la continuidad histórica de la monarquía legítima, es decir, en la transmisión hereditaria del poder según la ley natural, la tradición histórica y los fueros de los distintos reinos hispánicos.

1. Origen medieval: La monarquía hispánica y el derecho sucesorio

Desde la Edad Media, la sucesión en los reinos cristianos de la península (León, Castilla, Aragón, Navarra, etc.) se basaba en la lex visigothorum o Fuero Juzgo, que combinaba principios germánicos y romanos. La monarquía era hereditaria, aunque en algunos casos intervenían las Cortes para reconocer o confirmar al sucesor.

En la Corona de Castilla, la primogenitura masculina era la norma, mientras que en Aragón, la sucesión a veces dependía de pactos y fueros. Sin embargo, en todos los reinos existía el principio de legitimidad dinástica, basado en la sangre real y en la continuidad histórica.

2. La Casa de Austria y la transmisión del trono

Con los Reyes Católicos (1479-1516) y la llegada de los Austrias, la sucesión siguió el principio de primogenitura agnaticia (línea masculina), aunque con la posibilidad de heredar por línea femenina en ausencia de varones.

Un caso clave fue la crisis sucesoria tras la muerte de Carlos II (1700), quien murió sin descendencia y designó como sucesor a Felipe de Anjou (Felipe V), lo que llevó a la Guerra de Sucesión Española (1701-1714) entre los Borbones y los Habsburgo.

3. La Ley Sálica y su abolición (siglos XVIII-XIX)

Felipe V impuso la Ley Sálica (1713), que impedía reinar a las mujeres salvo en ausencia absoluta de varones.

Cuando Fernando VII murió en 1833, su hija Isabel II heredó el trono gracias a la Pragmática Sanción de 1830, lo que desató las Guerras Carlistas. Los tradicionalistas carlistas defendieron que el trono correspondía a Carlos María Isidro, hermano del rey, alegando que la Ley Sálica seguía vigente. No siendo esto una cuestión meramente dinástica, sino una cuestión que encerraba la lucha entre el liberalismo y el catolicismo.

4. El carlismo y la legitimidad histórica

Los carlistas consideraban que la rama isabelina representaba una ruptura con la tradición histórica y que los verdaderos herederos del trono eran los descendientes de Carlos María Isidro, bajo el principio de “Dios, Patria, Fueros y Rey”. Defendían:

  • La monarquía legítima y tradicional.
  • El mantenimiento de los fueros de los distintos reinos de España.
  • La defensa de la Iglesia y la unidad católica.

Por ello, el carlismo fue un movimiento que reivindicó durante todo el siglo XIX y XX el derecho al trono de los legítimos monarcas carlistas frente a los Borbones isabelinos y luego frente a la monarquía liberal.

5. La Restauración y el siglo XX

La restauración de Alfonso XII (1874) consolidó la dinastía isabelina, pero los carlistas siguieron reivindicando sus derechos. Durante la dictadura de Franco, hubo intentos de reconciliación entre el franquismo y los tradicionalistas, aunque finalmente se restauró la monarquía en la persona usurpadorade Juan Carlos I, nieto de Alfonso XIII, liberal, isabelino.

Hoy en día, algunos sectores tradicionalistas siguen reivindicando la legitimidad de la línea carlista frente a la actual Casa de Borbón.