Le pedimos a Carlos Cobián (acampado) que nos contase su experiencia en el campa de jóvenes de este año, y esto fue lo que nos contó
“El campamento es un lugar al que acudir todos los años para reflexionar, reír, estar con tus amigos y, en definitiva, vivir el verano que te mereces. Las dinámicas de trabajo son amenas, pero con cuestiones que te harán reflexionar sobre la forma en la que vives, en la que ves el mundo, y la forma en la que aportas algo al mismo. Los talleres son divertidos y muy diversos, algunos de manualidades, y otros completamente diferentes como el taller de cocina, o el de yoga. Los baños en el río son un alivio en los momentos de calor, en los que el sol azota con fuerza y, aunque el agua esté helada, acabamos dentro todos charlando y contando anécdotas.
Las excursiones en grupos nos sirven para conocer a las personas del campamento con las que no hablarías mucho de primera mano, y te ayudan a ver enfoques sobre diversos temas en los que quizás nunca te habías parado a pensar. Lo mismo pasa con las puestas en común, donde escuchas opiniones parecidas a la tuya, o totalmente diferentes, y al ser un lugar en el que hay respeto, nadie intenta desprestigiar las ideas de los demás.
Las veladas que hacemos por las noches durante nuestra estancia en Sena de Luna son otro tema. Podría decirse que sin ellas el campamento no sería un buen campamento. Todo el mundo se las ingenia para sacar adelante de una u otra forma sus juegos, casi como un trabajo de fin de carrera. Son divertidos y diferentes, todos y cada uno de ellos. Hay algunos con temática de juego de mesa, otros de correr por el campamento, e incluso algunos más tirando a lo funesto, con asesinatos y detectives.
En definitiva, el campamento es un lugar en el que te acogen como en casa, en el que desconectas de la adicción al móvil, reconectas con la naturaleza y los amigos, y vives experiencias únicas.”
————————————————————————————————————————————————————————————
El anterior contenido fue publicado en: