De izquierda a derecha, Judith Hidalgo, María Santos y Álvaro Otonín.
El aniversario del Seminario Metropolitano también se celebra con la instalación de una exposición que puede visitarse hasta el día 31 de enero durante toda la semana en el horario de apertura del Seminario (para cualquier duda a este respecto los interesados pueden ponerse en contacto con el número 985 22 08 97). Una exposición que ha sido posible gracias al trabajo en equipo de toda la comunidad del Seminario y que han coordinado María Santos, trabajadora en la institución desde hace más de treinta años, y Álvaro Otonín, seminarista.
¿Cómo se ha organizado esta exposición?
María Santos: Partimos de la exposición que tuvimos con motivo de los sesenta años y quisimos aprovechar un poco esos contenidos, como preámbulo además de lo que podría ser la celebración del 75 aniversario. Está basada en la formación de un seminarista que muchas veces nos puede resultar muy desconocida o misteriosa para las personas que no lo viven en el día a día. En ella entran en juego muchísimos aspectos y quisimos estructurar la exposición alrededor de la cinco dimensiones de esa formación: la institucional, la intelectual, la pastoral, la comunitaria y la espiritual. Para darlas a conocer a la sociedad y que se pueda considerar al Seminario como el corazón de la diócesis.
Álvaro Otonín: Hemos querido también incluir una parte enfocada más a la belleza y al patrimonio artístico. Para ello hemos buscado autores que sean relevantes nacional e internacionalmente, en todos los soportes posibles que abarque una franja de tiempo amplia que va desde el siglo XVI hasta el XXI. No son solo obras de carácter religioso o litúrgico, que son lógicamente la mayoría, sino que también hay representación de arte civil.
Es una manera como decís de dar a conocer la vida de un seminarista a quien tenga curiosidad o a quien pueda tener también alguna inquietud en ese sentido.
Álvaro Otonín: Todas las dimensiones de las que hemos hablado son importantes porque a veces se puede pensar que la vida en el Seminario está reducida al estudio y la oración, y aún estando fundamentado en esto, es algo mucho más amplio, más complejo y largo en el tiempo, que también incluye una formación humana.
María tú vives el Seminario desde un punto de vista más civil, pero siendo también parte de su historia.
María Santos: Llevo trabajando allí 34 años y para mí el Seminario representa mi segunda casa. Entré siendo muy jovencita y me ha ayudado a madurar y formarme en muchísimos aspectos. Lo vivo como algo muy vivo y personal. He visto a promociones y promociones de sacerdotes y con la gran mayoría con el pasar de los años sigue manteniendo una buenísima relación.
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