La parroquia de San Isidoro, en Oviedo, ha recibido recientemente un regalo muy especial, llegado desde Roma. «Fue una sorpresa que nos llegó desde la Basílica de Santa María la Mayor», explica Luis Manuel Alonso, hermano mayor de la Cofradía del Santo Entierro y Nuestra Señora de los Dolores –la Dolorosa– con sede en esa misma parroquia. El Cardenal Rolandas Makrickas, Arcipreste Coadjutor de la Basílica Papal de Santa María la Mayor de Roma, ofreció la posibilidad a la cofradía de recibir «uno de los ladrillos que cierra la Puerta Santa, cuando se abrió para este último Jubileo, para así poder tenerlo entre nosotros» explica Luis Manuel.
El gesto va más allá de tener un «recuerdo» de Roma en un año tan especial como el 2025. «Significa en primer lugar –dice– que muchas veces pensamos que los pequeños detalles pasan desapercibidos en Roma, que es muy grande y el centro de la cristiandad, pero lo cierto es que los cuidan, porque fue una iniciativa que partió de la propia Basílica Papal de Santa María la Mayor. Por lo tanto, en primer lugar, la cercanía de la Iglesia de Roma, que es mucho mayor de la que muchas veces pensamos. Y en segundo lugar, una alegría poder ser de los pocos templos que tengamos ese presente».
La celebración de la recepción de este ladrillo, recuerdo del Año Santo 2025, tuvo lugar el pasado domingo, 29 de junio, y en él se quiso recalcar el hecho de por qué el templo de San Isidoro, en Oviedo, no fue elegido al azar para este detalle. Lo cierto es que San Isidoro está «vinculado espiritualmente» a Santa María la Mayor. Unidos por la devoción a la Santísima Virgen a uno de los templos católicos más importantes dedicados a la Virgen, como es Santa María la Mayor, y al mismo tiempo, unidos a Roma y al sucesor de Pedro, el Papa León XIV.
Esta «vinculación espiritual» es en realidad una tradición poco conocida pero real. «Nos enteramos de que había santuarios e iglesias importantes en el mundo que estaban vinculadas espiritualmente por la devoción a la Virgen con Santa María la Mayor», explica el hermano mayor de La Dolorosa, en Oviedo. Investigando, vimos que era una opción que ofrece esta Basílica para aquellos templos en los que hay una devoción especial a la Virgen en algunos de sus misterios, en nuestro caso la Virgen de los Dolores y solicitamos esa vinculación con la aprobación de nuestro Arzobispo don Jesús que en todo momento mostró su visto bueno».
El ladrillo es un sencillo bloque de cerámica que por el momento se encuentra en una vitrina en San Isidoro, con el documento firmado por el cardenal que certifica que pertenece a la Basílica de Santa María La Mayor y personalizado con el nombre del Santo Padre, por aquel entonces Papa Francisco. Se buscará, con el tiempo, una ubicación permanente como recuerdo del Jubileo de la Esperanza 2025.
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