El pasado fin de semana tuvo lugar la Oración diocesana de Adviento, que preparó la Delegación de Apostolado Seglar, junto a la Unidad Pastoral de Santiago y San José Obrero. Un tiempo de preparación interior de cara a vivir más conscientemente el misterio de la Navidad. Una de las participantes de este encuentro nos ha hecho llegar esta reseña, que quizá también a ti pueda ayudarte a reflexionar.
Hoy he decidido dedicar la mañana a la oración. Estamos en Adviento y necesito parar y centrarme un momento en el acontecimiento que está por venir, el Nacimiento del Hijo de Dios. He tenido que seleccionar ante tanta oferta: retiros, vigilias, charlas, talleres, oraciones, … No pertenezco a ningún grupo carismático, soy una laica comprometida (o por lo menos lo intento), me cuesta salir de mi zona parroquial y me siento “extraña” en grupos ya organizados.
El Apostolado Seglar ha convocado una oración de Adviento en mi parroquia, San José Obrero, y el Espíritu Santo me invita a acudir, “En tu Palabra he puesto mi esperanza”. Lo primero que encuentro son personas sonrientes, que saludan a los que vamos entrando, se interesan por nuestros nombres, se presentan, nos presentan a otras personas y siento que somos comunidad, que somos Iglesia.
El párroco don José Luis Gail nos centra la charla en la esperanza, por su proximidad al año jubilar “peregrinos de esperanza”, al plan pastoral de nuestra diócesis para el año que viene y por su dimensión litúrgica propia del Adviento.
¿Por qué un cristiano debe tener esperanza? ¿Cuáles son los fundamentos? ¿Cómo se manifiesta la esperanza en nuestra vida? ¿Dónde alimentarnos de esperanza? Me quedo con una frase de la bula Spes non confundit (18) “Semillas de esperanza para quien las recibe pueden ser: un sonrisa, un gesto de amistad, una mirada fraterna, una escucha sincera, un servicio gratuito hechos en el espíritu de Jesús”.
Ha sido muy intenso en poco tiempo, tendré que volver a releer el resumen que nos han facilitado. Pero, ahora toca tomar un café, conocer a más gente, intercambiar opiniones y prepararnos para la segunda parte de la mañana.
Subimos al templo, ambientado y preparado para hacer oración. Luz suave, imagen de la Virgen, un ancla, velas, canción a guitarra “Sólo tu espíritu”. Recibimos al Santísimo para estar en la presencia viva de Cristo.
Nos van guiando la oración con textos, canciones y haciendo reflexiones: ¿Dónde pongo yo mi esperanza? ¿Reconozco mis falsas anclas? ¿A quién llevaría yo la esperanza esta Navidad? ¿Qué gesto concreto podría hacer?
La esperanza es un don que hay que cultivar y compartir.
Terminamos la oración con peticiones, respondiendo todos “La esperanza no defrauda”, el Padrenuestro y la reserva del Santísimo. Cantamos a la Virgen y nos agasajan con un ágape.
La confraternización se palpa, hasta tal punto que cuando me quiero dar cuenta todos estamos ayudando a recoger. ¿Serán estos pequeños detalles y actos las semillas de esperanza a las que se referían?
Una seglar agradecida y esperanzada
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