Un fin de semana más, los arciprestazgos de nuestra diócesis continúan llegando en peregrinación hasta la SIB catedral de Santander. En la tarde de ayer lo hizo el de Nª Sra. del Soto y Valvanuz, cuyo arcipreste, D. Ángel Murga, mostró su alegría por haber podido compartir el día con tantos fieles que se acercaron hasta Santander para disfrutar de la jornada. Igualmente, mostró la esperanza y la ilusión con la que él mismo y los fieles de las parroquias del arciprestazgo viven este Año Jubilar.
La celebración comenzó en la parroquia del Santísimo Cristo con la lectura de un texto introductorio contenido en la bula de convocación del Jubileo de la Esperanza. Sin duda, esta lectura ayuda a situar a los fieles asistentes en el contexto de la celebración, que como de costumbre, resultó entrañable por la fraternidad que se respiró y por la unión de tantos fieles procedentes de este arciprestazgo, que, a continuación, marcharon en procesión hasta la catedral, símbolo de peregrinación, que, del mismo modo, sirve para representar el final de esta, la llegada al templo y, de algún modo, la consecución de una meta en este año tan especial.
Una vez ubicados en la catedral, la celebración continuó con normalidad. Tras la lectura de la Palabra, D. Arturo analizó esta en su homilía, haciendo especial referencia al relato del Buen Pastor. El Evangelio de este domingo (Jn 10, 27-30) fue el hilo conductor de esta homilía, en la que nuestro Obispo también hizo referencia al Salmo 23, que tanto hemos escuchado y recitado a lo largo de nuestra vida, «El Señor es mi pastor; nada me falta», y que, tal y como dijo, «son palabras que se convierten en una oración preciosa. Sabemos y experimentamos que el Señor es nuestro pastor».
Continuó afirmando que «Jesús se nos manifiesta diciendo «yo soy el Buen Pastor». No solamente dice esto, sino que también nos cuida, defiende, nos alimenta, nos llama por nuestro nombre y si alguien sufre, le defiende hasta el extremo«. Asimismo, apeló a los presentes afirmando que «todos estamos llamados a ser pastores porque el pastor acoge con los brazos abiertos a quienes vengan y a cuidarlos».
«Es esta una tarde de experiencia jubilar, de alegría de la fe. La alegría de sentirnos abrazados y escogidos por el Buen Pastor. Caminemos juntos, que es lo que el Buen pastor quiere de nosotros», finalizó.
Las peregrinaciones arciprestales que se están produciendo a lo largo de este año son buena muestra de este caminar unidos. La ilusión se vislumbra en los rostros de los miles de fieles que han pasado ya por la catedral formando parte de alguna de las seis peregrinaciones que hasta este momento han llegado hasta allí. La siguiente será la del arciprestazgo de la Virgen de la Barquera, el 7 de junio a las 12:00 horas. Continuamos unidos viviendo esta experiencia jubilar, sostenidos por la fe y sobre la base firme de la esperanza, que nunca defrauda.
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