La jornada de este sábado ha sido realmente especial para la diócesis. Continuamos la Cuaresma, este tiempo de reflexión, de espera y de conversión. Y lo hacemos, como siempre, con la confianza puesta en el Señor, en su próximo encuentro con Él. Les informamos ayer del retiro de Cuaresma celebrado en el seminario diocesano en la mañana del sábado. Y por la tarde continuó la experiencia de encuentro y oración. La catedral de Santander acogió la primera peregrinación de un arciprestazgo a la basílica con motivo del Año Jubilar.
Fue el arciprestazgo de Nuestra Señora de la Asunción el primero en peregrinar al templo. Un templo lleno para celebrar, para orar, para encontrarse con el Señor en una celebración presidida por nuestro Obispo, D. Arturo, y que comenzaba en la iglesia del Santísimo Cristo, donde los fieles se encontraron al llegar. A continuación, se trasladaron en procesión hasta la catedral. Un momento especial, un símbolo también de esta peregrinación cargada de esperanza.
En la SIB catedral continuó la eucaristía, en cuya homilía, D. Arturo abordó algunas cuestiones interesantes y aprovechó, además, para agradecer y para hacer alguna petición a los peregrinos. Comenzó dando la bienvenida a los fieles del arciprestazgo y a los presentes. «Esta es vuestra casa«, afirmó. «Aquí celebramos la fe, como en todos los lugares, y nos sentimos un único pueblo de Dios que camina en estas bellísimas tierras de la diócesis de Santander». Agradeció a los presentes también por el «gesto de esperanza» que representa esta peregrinación.
«El camino que habéis hecho tiene algún símil con el relato del Evangelio que hemos escuchado», continuó. Y es que en la lectura de este II domingo de Cuaresma (Lucas 9, 28b-36) relata la transfiguración de Jesús en el monte Tabor. D. Arturo hizo una comparación entre la peregrinación y este relato bíblico. «Este es un momento de gozo, al igual que el camino que Jesús recorrió junto a sus discípulos, un camino de vida. Vivimos el jubileo para ganar vida interior y expresarla con nuestro testimonio».
Y es que Jesús pidió a sus discípulos que le acompañaran al monte para orar, para encontrarse con Dios. Allí Jesús se llenó de luz, de gozo, se transfiguró. «Nosotros vivimos esta experiencia orante y estos momentos de oración, tan necesarios y tan vitales en nuestro camino cristiano, suponen ese gozo interior, se transforma nuestro corazón«. En ese contexto de la transfiguración, que desconcierta a los apóstoles y que toca su corazón, se escucha la voz del cielo: «Este es mi hijo. Escuchadle».
«Nuestra tarea fundamental es escuchar a Jesús, interiorizar sus palabras para que el corazón nos arda en deseos de cumplir fielmente lo que Jesús nos enseña en el Evangelio», aseguró nuestro Obispo, al tiempo que afirmaba que «todos tenéis experiencia de haber escuchado la Palabra que Jesús nos dice y llevarla al corazón. Una escucha que nos urge a dar testimonio de lo que hemos recibido. Y esta es la vivencia jubilar: experiencia orante, transformadora del corazón que nos hace sentir el gozo inmenso de la presencia de Dios».
Aprovechó también para pedir algo a los presentes: «Tened ánimo, no estéis tristes. Es verdad que muchas veces, al asomarnos a las cosas de este mundo sentimos desconcierto, tristeza y decepción, pero no perdáis el ánimo porque es la grandeza de nuestra fe. Jesús nos acompaña, nos guía, nos sostiene y nos ilumina. No os desaniméis, no perdáis la alegría. Vuestro testimonio, vuestra presencia; vuestro trabajo, vuestra entrega es importante para sostener y dar vida a vuestras parroquias». Finalizó esta homilía agradeciendo «de corazón» la labor realizada. «Aunque vivimos en este mundo de descartes, la Iglesia no lo hará nunca. Seamos discípulos, testigos de la alegría y de la esperanza del Evangelio».
A lo largo de este año los 12 arciprestazgos restantes peregrinarán también a la SIB catedral de Santander. Una peregrinación que representa una excelente oportunidad para orar y tratar de acercarnos un poco más al Señor. Día a día, paso a paso, pero siempre con la esperanza de saber que nos espera y que lo hace siempre con una sonrisa y con los brazos abiertos.
————————————————————————————————————————————————————————————
El anterior contenido fue publicado en: