CATÓLICOS EN MADRID – Señor, abrázalo por nosotrosSin Autor

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Cuando el alma que guía también necesita ser sostenida

Ayer nos estremecimos con una noticia que no esperábamos. Un joven sacerdote, de solo 35 años, fue hallado sin vida en su casa, junto al oratorio donde servía. Se llamaba Matteo. Y aunque quizás muchos no lo conocimos, su partida nos sacudió como un viento frío que entra al alma. Dicen que era alegre, cercano, muy querido. Un pastor con olor a oveja. Pero nadie sabe realmente el peso que cargaba en su corazón. Solo Dios.

Y quizás hoy no se trata de entender. Se trata de acompañar. De rezar. De escuchar con respeto ese silencio que duele más que mil gritos.

Porque sí… también los sacerdotes sienten. También lloran. También necesitan una palabra que anime, una mano que sostenga, una mirada que diga: “No estás solo».

Hoy, no hagamos preguntas apuradas. Hagamos espacio. A la compasión. Al consuelo. A la oración. Pidamos por él: «Señor, recíbelo en tus brazos de Buen Pastor».

Y también recemos por todos nuestros sacerdotes. Los que celebran misa cada día. Los que visitan a los enfermos, a los pobres, a los que nadie ve. Los que siguen aunque estén cansados. Los que se sienten frágiles y aún así siguen dando vida.

Manda un mensaje a ese sacerdote que te ayudó. Dile “gracias”, “rezo por usted”, “aquí estoy”. Muéstrale que no está solo. Porque cada sacerdote es un hombre. Y cada hombre necesita sentirse amado, apoyado, acompañado.

Padre Matteo, que descanses en los brazos del Dios Eterno. Donde no hay cansancio, ni soledad. Solo permanece la paz. Y mientras tanto, nosotros… seguimos. Más despiertos. Más humanos. Más Iglesia.

(texto original de @diostesalvemariaoficial)

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