El obispo, Mons. José Luis Retana y la ponente Eva Fernández invitan a iniciar el curso pastoral desde la misión compartida, la corresponsabilidad y la esperanza del Jubileo 2025
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
“Este no es un simple comienzo de actividades o un calendario que se renueva, sino una nueva oportunidad que el Señor nos ofrece para renovar nuestra vocación y misión como pueblo de Dios en Salamanca”. Con estas palabras, el obispo, Mons. José Luis Retana, inauguró el jueves, 25 de septiembre, la XVII Semana de Pastoral en el auditorio de Calatrava, un encuentro que marca el inicio del nuevo curso pastoral.
El prelado subrayó que Cristo es el primer sujeto de la misión y que involucra en ella a todos los creyentes: “Como tú, Padre, me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo”. Invitó a los presentes a vivir este curso en clave misionera y sinodal, destacando dos realidades fundamentales: el Jubileo de la Esperanza 2025 y la implementación del Sínodo de la Sinodalidad. “No hablamos de un documento, sino de un cambio de mentalidad y de corazón”, señaló.
Mons. José Luis Retana propuso tres actitudes para la vida pastoral: “Escuchar a Dios y a los hermanos, caminar juntos rompiendo barreras, y anunciar con gozo con palabras y con el testimonio de una vida transformada por el Evangelio”. Y recordó que la misión se sostiene en la certeza de las palabras de Cristo: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.
Caminando con esperanza y en comunión
El obispo concluyó su intervención poniendo la diócesis bajo la protección de la Virgen de la Vega, patrona de Salamanca, y animando a los fieles a “ser discípulos y misioneros, caminando con esperanza y en comunión”.
Tras sus palabras, el delegado de Apostolado Laical, Santiago Casanova, presentó a la ponente, Eva Fernández, presidenta de Acción Católica General y coordinadora del Foro Internacional de Acción Católica. Destacó de ella su testimonio de mujer laica y casada, su experiencia sinodal y su visión esperanzadora: “En un tiempo donde abundan los cenizos y los pesimistas, escuchar a Eva decir que vivimos un tiempo precioso en la Iglesia es reconocer que tenemos ante nosotros a una profeta de la esperanza”.
En su conferencia, Eva Fernández insistió en que “vivimos un tiempo precioso para la Iglesia”, porque es una ocasión única para llevar el amor y la misericordia de Dios al mundo. Invitó a los presentes a volver al “amor primero” y a redescubrir la alegría de la vocación bautismal: “Por el bautismo somos liberados del pecado, hechos hijos de Dios, miembros de Cristo, incorporados a la Iglesia y partícipes de su misión”.
La corresponsabilidad en las parroquias
Animó a no olvidar la fecha del propio bautismo y a celebrarla como “un verdadero cumpleaños en la vida cristiana”. También recordó que “la aportación de cada bautizado es preciosa e indispensable”, como subraya el Sínodo, y llamó a superar tanto el clericalismo como la pasividad de los laicos para vivir la corresponsabilidad en las parroquias.
La ponente compartió su experiencia en la Asamblea Sinodal, donde comprobó que “el Espíritu habla a través de cualquiera” y que todos los bautizados están llamados a concebir su vida como una misión. Insistió en la necesidad de comunidades vivas y parroquias “más familia, más cercanas y acogedoras”, lugares desde los que partir como discípulos misioneros y a los que regresar “para compartir las maravillas obradas por el Señor”.
La sesión incluyó un diálogo participativo en el que los asistentes compartieron, a través de una aplicación digital, las palabras y llamadas que más resonaron en sus corazones: esperanza, comunión, corresponsabilidad, misión y alegría. También surgieron preocupaciones como la dificultad para llegar a los jóvenes o la necesidad de afrontar problemas estructurales en la Iglesia, cuestiones que Eva recogió animando a afrontarlas “desde la conversión personal y comunitaria, la escucha y la creatividad pastoral”.
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