La presidenta de Acción Católica General, Eva Fernández, será la encargada de inaugurar la XVII Semana de Pastoral el próximo jueves, 25 de septiembre, a las 18:00 horas en el auditorio de Calatrava, con la conferencia titulada: “Amados, llamados y enviados”
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
¿Qué significa para usted participar en la Semana de Pastoral de Salamanca?
Yo creo que es un regalo poder compartir el inicio de curso, con toda la esperanza y la alegría que supone. Mi deseo es contagiar un poco de esa pasión por anunciar el Evangelio en medio del mundo y estimular nuestra misión de llegar a más personas.
El lema de esta edición es “Id y haced discípulos a todos los pueblos”. ¿Cómo conecta con el mensaje de su conferencia?
Está muy en sintonía. Nuestro bautismo, el ser hijos de Dios, nos ayuda a experimentar su amor y, desde ahí, a sentirnos enviados y llamados a comunicar lo que vivimos a los demás, anunciando a Jesucristo en la vida cotidiana.
Su conferencia se titula “Amados, llamados y enviados”. ¿Cómo resumiría estas palabras en la vida cristiana?
Diría que parten del amor: con una mirada atenta al mundo que nos rodea. Y añadiría una cuarta palabra: discernir. Es necesario preguntarnos qué nos pide el Señor y vivirlo con coherencia.
En una sociedad secularizada, ¿cómo redescubrir la fuerza del bautismo como fuente de misión?
Lo primero es tomar conciencia de que somos hijos amados de Dios. Pero también recordar que formamos parte de un pueblo, la familia de Dios. Desde ahí podemos caminar juntos, cuidándonos unos a otros, acogiendo y propiciando que muchos se encuentren con Jesucristo, haciendo vida el Reino y poniendo en el centro a los más pobres.
Vivir la vocación
En Salamanca le escucharán laicos, sacerdotes y consagrados. ¿Qué mensaje quiere dejarles?
Yo no distinguiría, creo que hay un mensaje para todos, que es que vivamos nuestra vocación desde el servicio, donde estemos, y la corresponsabilidad. No se trata de “colaborar”, sino de sabernos corresponsables, necesitados los unos de los otros, fomentando siempre un sentimiento de familia y de pueblo de Dios.
En Acción Católica General habláis mucho de corresponsabilidad en la misión de la Iglesia. ¿Qué pasos son más urgentes en las parroquias?
Necesitamos ponernos a la escucha del Espíritu Santo y dejarnos convertir: personalmente, pastoralmente y en nuestras estructuras. Eso implica diálogo, acogida, valorar al que es distinto, y hacer de nuestras parroquias una familia. Como en casa: cada uno con dones y roles distintos, pero todos unidos en un mismo proyecto común.
¿Podría compartir alguna experiencia concreta que os esté ayudando en este camino?
Estamos impulsando la propuesta cuatro40, de evangelización y primer anuncio. Nos está ayudando a expresar con naturalidad lo que supone nuestra fe e invitar a otros a encontrarse con el Señor. Lo hermoso es ver cómo, tras ese encuentro, muchos inician un camino en la parroquia, acompañados por otros, redescubriendo su fe y discerniendo lo que Dios les pide en sus circunstancias. Estamos viendo un proceso bonito, de personas que se encuentran con el Señor o que redescubren y se vuelven a enamorar de Él e inician un proceso muy bonito acompañando en las parroquias, que no solamente es caminar solo, sino caminar al lado de otros.
Una profecía social
Se celebra el Año Jubilar de la Esperanza. ¿Qué esperanza le gustaría sembrar en la Iglesia de Salamanca?
La esperanza de que no estamos solos: caminamos en comunidad, la parroquial, la diocesana… Que todo lo que ofrecemos desde nuestra fe puede llenar de alegría al mundo. Necesitamos creérnoslo, confiar en el Espíritu Santo de que todo lo que nosotros creemos da luz al mundo. Y que somos capaces de transformar la realidad que nos rodea si realmente intentamos vivir como hijos ese amor de Dios, llevarlo a nuestros contemporáneos y a las personas con las que convivimos, y es la esperanza que me gustaría transmitir, en que a pesar de cómo está nuestro mundo, de esa gran secularización, podemos ser una profecía social que anuncia que otra forma de vivir es posible.
¿Cómo animaría a participar en su intervención en esta Semana de Pastoral?
Que no se la pierdan. No se trata solo de escucharme a mí, sino de compartir juntos. Necesitamos romper el individualismo, crear lazos de fraternidad y sentirnos acompañados. Solo juntos podemos transformar el mundo y hacer vida el Evangelio en nuestras comunidades.
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