‘La inserción de la piedad popular en la Iglesia local’ ha sido la ponencia pronunciada por el presbítero Darío Vitali, profesor de Teología de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma la mañana de este jueves. Su presentación ha corrido a cargo de Lourdes Sivianes, doctora en Derecho.
Su disertación se ha basado en el ofrecimiento de “tres rosas”, la primera de ellas es la Iglesia, la segunda, las hermandades y la tercera, la Virgen María.
Sobre la Iglesia, lamentó “no poder hacer un curso de Eclesiología acelerado”, pero se ha valido de una imagen para profundizar en su reflexión. “Cuando se habla de una catedral de dice que es la iglesia madre. La majestad y belleza de este templo (Catedral de Sevilla) es la imagen de la identidad sevillana y andaluza, que, serían solo muros sin el pueblo de Dios que aquí se reúne y habita; qué impresión tan negativa cuando las iglesias se transforman en monumentos”.
Comunión de la Iglesia
Citando la Constitución del Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, Vitali dijo que “es necesario que todos concedan importancia a la vida litúrgica de la diócesis en torno al obispo, persuadidos de que la principal manifestación de la Iglesia tiene lugar en la participación plena y activa en la liturgia, es decir, capaz de manifestar la belleza de la vida cristiana y que todo el pueblo de Dios participe en las celebraciones litúrgicas, especialmente en la Eucaristía”.
En esta línea recordó que “los obispos son principios de unidad de una Iglesia, lo dice la liturgia, la Teología y el Derecho Canónico”, por tanto, “la diócesis no es un territorio, sino una porción del pueblo de Dios confiada al obispo, rodeado por su presbiterio. El Concilio dice que “el obispo actúa In persona Christi ejemplarmente y, así es principio de unidad de su pueblo y de su presbiterio, motor que actúa en el discernimiento”. En definitiva, “la comunión de la Iglesia es la Iglesia Católica y el papa es principio de unidad de todos los bautizados. El desafío es ser testigos del Evangelio”.
Las hermandades y el pueblo de Dios
“El pueblo de Dios no se puede equivocar en la fe cuanto cree, pero no una o dos personas, sino la totalidad de los creyentes, porque el Espíritu actúa, es lo que llamamos Sensus Fidei”, por tanto, “defender las hermandades es ser pueblo de Dios, parte de esta forma de comunión y de relación”. Admitió que no conoce la historia de todas las hermandades, pero le impresiona el número. “Porque es una realidad viva donde se puede crecer en la fe”.
Pidió a todas las corporaciones de Sevilla “que sean hermandades fundamentadas dentro de la misma hermandad, con la capacidad de ser hermanos e hijos de Dios, fundamentados en la vivencia del Evangelio y el conocimiento de la doctrina”.
Sobre la Virgen María
Sobre este último aspecto de su ponencia, Darío Vitali subrayó la relación entre la Virgen María, “como la nueva Eva” y la Iglesia, “basada en la Tradición y en las Escrituras, siguiendo a María como ejemplo y modelo. Si quieres entender la Iglesia mira siempre a María, modelo de fe, esperanza y caridad”.
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