CATÓLICOS EN SEVILLA – La reforma teológica del papa Francisco

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CATÓLICOS EN SEVILLA –

La muerte del papa Francisco permite comenzar a vislumbrar las claves y los acentos que han marcado su pontificado. En este sentido, su ministerio petrino ha representado un punto de inflexión significativo en la renovación de la teología contemporánea, particularmente a través de su esfuerzo por destacar su dimensión pastoral y comprometida con los desafíos del mundo actual. En los principales documentos de su pontificado –desde Evangelii gaudiumLaudato Si’ o Fratelli tutti– el Papa desplegó una teología en diálogo con las realidades sociales, económicas y ecológicas, centrada en Jesucristo, desde la misericordia, la justicia, la amistad social o el cuidado de la creación. Esta orientación decisiva ha abierto nuevas posibilidades para una ciencia teológica que, arraigada en la Tradición, procura, por eso, su reinterpretación continua, a la luz de los signos de los tiempos; así, el pensamiento teológico ha querido ser revitalizado por Francisco  como una voz profética al servicio de la humanidad. Fue, no obstante, la publicación del documento Ad Theologiam promovendam, firmado por el papa Francisco el 1 de noviembre de 2023, la que, por su carácter sistemático, marcó, en continuidad con el proemio de la constitución apostólica Veritatis gaudium (2017), un momento determinante en la reforma de la teología y de su enseñanza.

En primer lugar, el papa Francisco puso de relieve en el breve texto de Ad Theologiam promovendam que la teología tiene que configurarse en clave sinodal, es decir, como un proceso de discernimiento comunitario que se realiza en la escucha mutua entre todos los miembros del pueblo de Dios (ATP, n. 6). Esta manera de comprensión es evocada ya en el primer criterio “educativo” que el Papa planteó en el proemio de Veritatis gaudium: la contemplación y presentación de un “kerigma misionero” que brota del corazón del Evangelio y se comunica con entusiasmo en el marco de una Iglesia en salida (VG, Proemio, I). La teología sinodal implica una reforma metodológica, pero, sobre todo, una transformación eclesial que coloca al pensamiento teológico al servicio de su misión apostólica. Francisco se manifestó crítico con una teología autorreferencial, excesivamente académica, que corre el riesgo de aislarse de la vida real de las personas (ATP, n. 5); esto es, la construcción de “un sistema autorreferencial de saber cerrado y fragmentado”. La perspectiva teológica del Papa se situaba en la encarnación en la realidad, para tratar de evitar cualquier autosuficiencia intelectual y en la apertura a una pastoral evangelizadora que procura la conversión. Se trata, en verdad, de una “conversión” epistemológica, que transforma los contenidos y el modo de hacer teología.

De este modo, para Francisco, la teología, en segundo lugar, está dotada de un carácter sapiencial, porque se trata de un conocimiento que antes que la simple acumulación de datos, procura la verdad y el encuentro con los demás saberes. Por ello, es una ciencia narrativa –en cuanto que es capaz de dialogar con las historias y vivencias de las personas– y pastoral, por estar enraizada en la vida concreta del pueblo de Dios (ATP, nn. 5-6). La teología no puede reducirse a un ejercicio abstracto; debe ser sabiduría que brota del contacto con la vida. No en vano, una de las líneas más originales es su llamada a una teología que arranque de los contextos concretos, especialmente de aquellos marcados por el sufrimiento y la exclusión: los pobres, los migrantes, los enfermos… (ATP, n. 7). De este modo, queda patente la centralidad nuclear de la misericordia evangélica –presente en su mismo lema papal, “Miserando atque eligendo”–, la cual se erige en criterio hermenéutico de toda la acción pastoral y de la misma teología. La teología contextual es más que una mera adaptación a las situaciones locales, se establece como la expresión (cristológica) de una fe vivida bajo la forma de la misericordia. La realidad es objeto de análisis, pero, ante todo, lugar teológico.

El papa Francisco insistió además en que la teología debe abrirse, en tercer lugar, al diálogo con las ciencias humanas, sociales y naturales (ATP, n. 5), superando barreras artificiales entre saberes. Esta apertura es también un pilar de Veritatis gaudium, donde llamaba a una “valiente revolución cultural” (VG, Proemio, IV), que permitiera el entrecruzamiento fecundo entre disciplinas. La interdisciplinariedad, practicada “con sabiduría y audacia”, no busca diluir la identidad teológica, sino enriquecerla con las preguntas, lenguajes y experiencias de otros campos del saber. Se trata así de fomentar una teología capaz de interpretar los signos de los tiempos en clave de diálogo. Este horizonte teológico queda plasmado en todo su potencial en la encíclica Fratelli tutti, en la que se presenta el encuentro que promulga una fraternidad abierta, enraizada en la dignidad humana. El diálogo a todos los niveles, no sólo como método pedagógico, es una condición intrínseca para el desarrollo teológico (VG, Proemio, II).

Estos tres principios de renovación teológica –sinodalidad, carácter sapiencial y diálogo– han puesto en juego una profunda reforma de las facultades y de los centros teológicos. El papa Francisco ha invitado, de hecho, a repensar los programas, los métodos y sus mismas estructuras (ATP, n. 9), procurando con ello que la enseñanza de la teología trate de formar personas capaces de discernimiento, escucha y compromiso pastoral. En esta línea, en el proemio de Veritatis gaudium, el Papa destacaba la urgencia de crear redes entre instituciones académicas que colaboren en la formación de una nueva generación de pensadores (VG, Proemio, IV). La enseñanza teológica debe capacitar para el diálogo, el acompañamiento y la creatividad misionera. La teología, de esta forma, ha de articular la perenne novedad del Evangelio con lenguajes significativos para el tiempo presente. Por todo, la teología no puede ser una ciencia cerrada sobre sí misma, sino una sabiduría en diálogo, una experiencia eclesial de discernimiento comunitario, una búsqueda encarnada de sentido y de verdad. La pretensión de renovación teológica que ha propuesto el papa Francisco no se puede contentar con la alteración de elementos superficiales, sino que, al contrario, se sabe integral, por su alcance epistemológico, pedagógico, pastoral y espiritual. En este camino, bajo el modelo de Jesucristo, el único Maestro, la ciencia teológica está llamada a ser fiel al Evangelio y, al mismo tiempo, creativa ante los desafíos del mundo contemporáneo.

Manuel Palma, presidente-decano de la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla

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