Querida familia parroquial, Feliz y Santo año nuevo.
Inmersos de nuevo en el tiempo ordinario, os traemos un nuevo libro, “Adolescencia en clave de Dios”, que creemos ayudará a padres de hijos adolescentes, a saber, guiar y atravesar esta preciosa época de grandes cambios de nuestros hijos, sostenidos siempre por la presencia infalible de la fe.
Como bien decía un buen amigo nuestro, si no somos nosotros los que ayudamos a poner la bandera de nuestros hijos, ayudados por la gracia de Dios, el mundo se encargará de ponerla por ellos y muy seguramente, no basados en la Única VERDAD del mundo que es Jesucristo.
Mar Dorrio, autora de este libro, licenciada en humanidades y madre de doce hijos, sumerge al lector en reflexiones sobre esta etapa de cambios vertiginosos, y nos recuerda que, con amor, paciencia y la guía divina, es posible transitar este camino con éxito, amor y alegría.
En palabras de la autora, «educar a tu hijo con la presencia de Dios no solo lo preparará para enfrentar los desafíos de la era digital y las noches de diversión, sino que también le brindará la seguridad de saber que nunca estará solo».
Si algo nos va a ayudar a tener hijos fuertes es la presencia de Dios y la unidad de vida.
El libro ofrece herramientas para mejorar la comunicación entre padres e hijos, y consejos prácticos para establecer una relación basada en el respeto y la comprensión mutua, poniendo siempre la mirada en el Cielo.
1. En primer lugar, nos recuerda la importancia de la comunicación abierta y honesta. Invita a los padres a escuchar activamente a sus hijos.
2. En segundo lugar, recomienda a los padres a establecer límites claros, siempre desde el amor y la comprensión. Reconoce que decir «no» puede ser difícil, pero es necesario para guiar a los adolescentes por el camino correcto y protegerlos.
3. En tercer lugar, nos interpela a modelar el comportamiento de nuestros hijos, siendo nosotros mismos ejemplos de integridad, viviendo en todo momento de acuerdo a nuestros valores.
4. Por último, nos invita a cultivar la gratitud y la alegría en nuestras vidas diarias, recordando que cada día es un regalo de Dios que debemos aprovechar al máximo.
Un enfoque del libro que va a contracorriente de la sociedad, es la invitación que nos hace su autora, de no dar a los hijos todo lo que les pide el cuerpo, para forjar ese autocontrol de sus impulsos, que puede impedir que los jóvenes alcancen su pleno potencial. Esto conlleva su esfuerzo, pero con la gracia de Dios, es un paso esencial hacia la realización personal y la felicidad.
Tarea ardua de padres e hijos, pero que con paciencia y amor nos hará ver que todos somos parte de un plan divino más grande.
No siempre será fácil pero como nos recuerda su autora «en los momentos de duda, de recordar al niño que se fue y de ver sufrir a esa nueva personita que se está forjando, podemos mirar al Cielo y pedirle a Dios que haga algo. Bueno, ya lo ha hecho: ponerte a ti a su lado».
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