CATÓLICOS EN TOLEDO – Jubileo de la Esperanza y Sínodo Diocesano: “Caminemos juntos por Cristo, con Él y en Él”

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Miles de fieles se han congregado en la ciudad de Toledo, durante la tarde de este domingo 29 de diciembre, para celebrar la solemne ceremonia de inauguración del Jubileo de la Esperanza, presidida por el Arzobispo de Toledo y Primado de España, Mons. Francisco Cerro Chaves, quien anunciaba este importante acto el pasado 1 de diciembre, a través de su escrito dominical dirigido a la Iglesia diocesana de Toledo, dando a conocer, igualmente, la inauguración oficial del XXVI Sínodo Diocesano.

Junto a Mons. Cerro, concelebraban el obispo auxiliar y secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Francisco César García Magán, además del obispo emérito de Albacete, Mons. Ángel Fernández Collado.

Los actos comenzaban en el santuario diocesano de los Sagrados Corazones, donde un nutrido grupo de sacerdotes y alumnos de los Seminarios diocesanos, acompañaban a los obispos en la peregrinación hacia la Seo, tal como lo marca la liturgia propia de inicio del Jubileo de la Esperanza. En el mencionado templo se proclamaba una perícopa evangélica, además de leer fragmentos de la Bula, a través de la cual, el Papa convocaba este Jubileo Ordinario, concretamente los números 1, 3 y 27.

Seguidamente los seminaristas, el presbiterio diocesano y los fieles, seguidos de los obispos, se encaminaban, en procesión solemne, hacia la Catedral Primada, precedidos por los tres iconos del Sínodo: el icono del Sínodo Diocesano, portado por distintos representantes del pueblo de Dios; el icono de la Madre de Dios y la Cruz de los jóvenes. Lo hacían cantando los llamados “salmos de peregrinación”, por ejemplo, el Salmo 122 “Qué alegría cuando me dijeron” o el Salmo 136 “Dad gracias al Señor porque es bueno”.

 

Acto de apertura de la Puerta Santa en la Catedral Primada

Una vez la peregrinación llegaba hasta la Puerta del Perdón o de Reyes, que se abría de par en par, Mons. Francisco Cerro, portando la cruz, se dirigía al pueblo congregado para invitarle a venerar al “árbol de la Vida”. Seguidamente, el prelado accedía a la Catedral, junto a los obispos acompañantes, clero, vida consagrada y laicos congregados.

También en la apertura del Año Jubilar estuvo presente el bautismo, ya que, al comienzo de la solemne concelebración eucarística, el Primado llevaba a cabo el rito de la conmemoración de este sacramento de iniciación cristiana, por el que somos incorporados a Cristo y su Iglesia, con la aspersión del agua bendita.

Seguidamente, se celebraba la solemne Misa, como vértice del rito de apertura de este año de gracia, que concluirá el próximo 28 de diciembre de 2025. Como colofón de la misma, Mons. Francisco César García Magán, daba lectura al decreto de convocatoria del XXVI Sínodo Diocesano, en el que estará inmersa la Archidiócesis durante los próximos meses.

 

Tres puertas de la Esperanza

Al comienzo de su homilía, el Primado manifestaba su desbordante alegría por la celebración de este hito para la Iglesia diocesana de Toledo, dando las gracias a todos los que participaban “en este acontecimiento eclesial, uno de los más importantes”.

“¿Qué es la Puerta Santa de la Esperanza? ¿Quién es nuestra esperanza? ¿Cómo se llama nuestra esperanza? Pues nuestra esperanza se llama Jesús, que nace en Navidad”. Así glosaba el prelado lo que supone comenzar este año jubilar, convocado por el Papa Francisco. De igual manera, subrayaba que “se puede construir un mundo sin Dios; pero que será un mundo sin esperanza, un mundo sin ninguna salida, como nos está ocurriendo en estos momentos de tantas guerras y sufrimientos”.

El prelado ha expuesto, en su homilía, las “puertas de la Esperanza”, aludiendo a la primera “que es Jesucristo”. En este sentido, llevaba a cabo un parangón “nosotros, al igual que la Iglesia, hemos caminado hasta la Catedral, por las calles del mundo, en medio de la realidad; al igual que lo hace la Iglesia, transmitiendo alegría y esperanza, que es Jesús, nuestro Salvador”. Y proseguía exhortando a abrir “la primera puerta, la del corazón abierto de Jesús que tanto ama a los hombres y que, muchas veces, ni nos enteramos”.

Mons. Cerro hablaba de una segunda puerta “que también se abre, que es la Iglesia y que tiene que ser un corazón sin puertas, abierta a todos“. De ella exponía que ha de ser “hogar de misericordia, donde todos encuentren en ella razones para seguir esperando”.

 

Un Sínodo para el siglo XXI

La tercera puerta a la que aludía Mons. Cerro es “la puerta sinodal”, aludiendo a la convocatoria del XXVI Sínodo Diocesano “que yo como como arzobispo hago hoy a toda la Archidiócesis que camina en Toledo y que tuve claro desde el principio“. En este sentido, subrayaba que se trata de “caminar juntos por Cristo, con Él y en Él; eso es un sínodo diocesano”.

“Ojalá seamos fieles a lo que Cristo nos pide (…) que iluminemos este mundo con la luz del Corazón de Cristo” exhortaba el Primado, apostillando una petición: “que seáis capaces de vivir esta experiencia que ya hemos empezado y que queremos vivirla encomendándola a la Santísima Virgen, nuestra Madre que se le llama de tantas maneras: Sagrario Guadalupe, Prado, Caridad, etc.”

 

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