Este finde semana se celebra la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado que, en el marco del Jubileo 2025, lleva como lema «Migrantes, Misioneros de Esperanza». Hablamos con el responsable del Secretariado diocesano de Migraciones, José del Riego, sobre esta jornada y la labor de la Iglesia en torno a las personas migrantes que llegan a Asturias.
La jornada que celebramos este año es la número 111. La Iglesia lleva más de un siglo recordando a las personas que por causa de la pobreza, de las guerras o de los conflictos en sus países de origen se ven obligados a dejar sus casas y ponerse en camino buscando una vida mejor. Es probablemente una de las campañas más antiguas que celebra la Iglesia como tal. Da una idea de la importancia que se le da.
Sí, de hecho, hasta donde yo sé y creo que no me equivoco, es la jornada más antigua. Puede dar la impresión de que esto de las migraciones y de la implicación de la Iglesia en el terreno de las migraciones es una novedad. Pues no, no es ninguna novedad. Es una preocupación que lleva más de un siglo plasmándose en jornadas mundiales. Es cierto que, al principio, cuando surgió, tenía como foco los emigrantes europeos, sobre todo italianos o españoles, católicos, que tenían que emigrar y se iban a América, a Estados Unidos, a otros lugares. Existía la preocupación de qué pasaba con esos emigrantes «nuestros», por católicos, que se iban a un mundo desconocido. ¿Cómo acompañarles, cómo favorecer que ellos allí se encontraran también acogidos desde el punto de vista de la fe, de las comunidades cristianas? La evolución, claro, ha hecho que también la visión de la Iglesia sobre este problema haya ido cambiando. Ahora, evidentemente, es una visión mucho más amplia y que responde a este fenómeno mundial que está ocurriendo que no es sólo en España sino en todo el mundo. Es un fenómeno multitudinario, diríamos, es muchísima la gente que se ve obligada o se ven forzada a abandonar su tierra para buscar un futuro mejor.
Peregrinación a Covadonga del Secretariado diocesano de Migraciones
Sí es la primera Jornada bajo el pontificado del Papa León XIV, que además ha escrito ya el mensaje para este año. ¿Qué destacarías de sus palabras?
Bueno, el mismo lema de la jornada, que está enmarcado también dentro del jubileo de la Esperanza: «Migrantes, misioneros de esperanza». Yo destaco la visión positiva y esperanzada que tiene el Santo Padre, haciendo hincapié en los aspectos positivos que hay dentro de este fenómeno tan complejo. Es decir, toda la carga de esperanza que hay cuando las personas se deciden abandonar y lanzarse a una aventura que puede acabar muy mal, como de hecho en muchas ocasiones acaba mal. Hay toda una esperanza, hay una creencia de que es posible encontrar un futuro mejor. Y al mismo tiempo, ellos nos aportan a nosotros ese testimonio de esperanza. Y esto lo digo también desde mi experiencia personal, lo que me estoy encontrando: gente que está en una situación miserable auténticamente, sin papeles, sin trabajo, con un horizonte que a cualquiera de nosotros nos hundiría. Y sin embargo les ves –es normalmente gente joven– cargados de esperanza, pensando que pueden con la ayuda de Dios, porque mayoritariamente los inmigrantes son personas creyentes de nuestra religión o de otras religiones, pero que tienen una fe y una confianza en Dios tremenda. Entonces ahí hay toda una fuerza de esperanza que el Papa es la que quiere remarcar.
Con esta jornada, el Secretariado Diocesano de Pastoral de Migraciones y Movilidad Humana empieza, de alguna manera, oficialmente el curso. ¿Cuántas personas estáis implicadas en esta labor y qué trabajo lleváis a cabo durante todo el año?
El Secretariado como tal no tiene mucha infraestructura humana. Hay un pequeño equipo permanente que estamos formados por unas cuatro o cinco personas y luego hay un equipo más amplio donde están representados personas también de algunas instituciones de la Iglesia que tienen una tarea dentro del mundo de los migrantes: Hijas de María Inmaculada, San Vicente de Paúl, Cáritas, etc. El objetivo y en lo que llevamos un tiempo trabajando es, en la idea de que en las parroquias, en los arciprestazgos, lo mismo que hay equipos de Cáritas, lo mismo que hay equipos de catequesis, haya grupos de personas que se encarguen de tener presente la sensibilidad hacia los inmigrantes. Es una tarea que va a llevar tiempo porque en ese sentido sí que es una novedad para nuestra Iglesia.
El año pasado comenzaron nuevas actividades que congregaron a personas de muy diversos orígenes, principalmente por ejemplo en torno al Día de la Virgen de Guadalupe. También hicisteis una peregrinación a Covadonga. ¿Cuál es la respuesta que han tenido las personas inmigrantes con la que estáis un poco en contacto con estas actividades?
Bueno, las novedades del año pasado fueron esas dos. El día de Hispanoamérica en torno a la festividad de la Virgen de Guadalupe fue el año pasado el primero. Y también hicimos esa peregrinación a Covadonga que en principio la enmarcábamos dentro del Año Jubilar. La respuesta fue que todo mundo nos dijo: «esto hay que repetirlo». Entonces lo vamos a incluir ya de una manera yo creo que definitiva en las programaciones anuales. En el 12 de diciembre volveremos a celebrar la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, que celebraremos con la comunidad hispanoamericana y en torno a final de curso, cuando ya los días son largos y el tiempo es agradable, la idea es seguir haciendo esa peregrinación a Covadonga. Y junto con ello, pues las otras actividades que siempre están programadas, que es la jornada de la lucha contra la Trata. El tema de la Trata es un fenómeno que tiene sus particularidades pero que está muy asociado a la inmigración. Dentro del Secretariado hay un equipo que trabaja en todo el tema de la Trata y el 8 de febrero la Iglesia celebra es la Jornada Mundial de Lucha contra la Trata.
Celebración de la fiesta de la Virgen de Guadalupe
Y son muchas, lo comentabas antes, las Instituciones de Iglesia que están volcadas en esta labor de ayuda a las personas que llegan a nuestra diócesis: Cáritas, religiosas de María Inmaculada, asociaciones de laicos también como la Sociedad de San Vicente de Paúl, la Cocina Económica… Con toda esta experiencia que vosotros tenéis, ¿cuál es vuestra valoración sobre la inmigración en Asturias? ¿Cuáles son las principales problemáticas que tienen estas personas aquí?
Las problemáticas de las personas que vienen son: papeles (permiso de residencia, permiso de trabajo, regularización y vivienda). Son dos temas realmente sangrantes. Quizá mucha gente que me está escuchando le ha llegado por distintos sitios esos mensajes de que si vienen buscando la paguita, de que les den de comer, desde luego nuestra experiencia es que lo que viene buscando la gente es poder encontrar un trabajo, el que sea, y poder enviar dinero a sus familias porque la mayoría tienen a su familia allá. A mí todavía no me ha preguntado nadie dónde se puede ir para que te den una paga. Todos me preguntan: Oye, ¿cómo puedo hacer?, ¿dónde podría?, ¿si sabes de algo?, ¿algún trabajo?, lo que sea. Tema regularización. Nadie desea estar en situación irregular porque eso conlleva una serie de dificultades enormes de todo tipo. No nos imaginamos los que somos ciudadanos que tenemos nuestros papeles y nuestra situación legal en regla, lo que puede ser vivir en esa situación.
Y luego, unido a ello, el tema de la vivienda. Gente que trabaja, que gana un dinero y no hay manera de que encuentre quién les alquile una vivienda porque se han endurecido de tal manera las condiciones para acceder a un alquiler que muchas veces no tienen esos requisitos. Sí que tienen el dinero, se lo pueden pagar, pero no les alquila nadie, bien porque no tienen papeles o porque no tienen antigüedad en el trabajo o por otros motivos. Esos son problemas que son los más graves que estamos encontrando.
Y luego mencionabas las distintas instituciones, grupos, congregaciones. Esto es una realidad. La Iglesia está dando una respuesta mucho más grande de lo que en principio puede parecer. Lo que pasa es que muchas veces estamos dando respuestas desde un grupo concreto o desde una congregación. Uno de los retos que está teniendo la Pastoral de Migrantes en toda España es unificar esa respuesta. ¿Qué quiere decir unificar? ¿Que se deje de hacer cada uno lo que está haciendo? No. Pero ponernos en común, hablar entre todos y coordinar todo lo que se está haciendo. Queremos dar pasos en Asturias para crear lo que en otros sitios ya está funcionando, que es la «Mesa de la Hospitalidad», que se puede llamar así o de otra manera, que es ese espacio de coordinación y de puesta en común de lo que ya estamos haciendo y a partir de ahí quizá ver qué cosas nos faltarían por hacer o qué campos están quedando más sin atender.
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