Este martes celebramos la solemnidad de la Anunciación del Señor, una jornada en la que recordamos y revivimos una historia de confianza y fe: la del Sí de María ante el anuncio del arcángel Gabriel, que le transmite la noticia de que será la madre de Jesús, del Salvador del mundo. El Sí confiado de María es el inicio de todo, un momento clave que recordamos cada 25 de marzo.
Al tiempo, celebramos la Jornada por la Vida, convocada por la Delegación diocesana de Familia y Vida y que hemos conmemorado con una Eucaristía en la catedral de Santander. La celebración ha sido presidida por nuestro Obispo, D. Arturo y ha contado entre los fieles asistentes con un buen número de matrimonios y niños, de familias que se han acercado al templo para celebrar la vida unidos y en comunión.
Una emotiva celebración, en cuya homilía, D. Arturo ha destacado la importancia de respetar la vida, de cuidarla y de comunicar la alegría de esta. Ha abogado por el cuidado de las personas, de las que nos dieron la vida, de abuelos y padres. Y es que el milagro de la vida es único, es el Señor el que nos la da, y es nuestra responsabilidad cuidarla y protegerla.
Asimismo, D. Arturo ha querido agradecer a todas las personas que realizan esta labor de apoyo, a las familias y personas asistentes, destacando que no podemos dejarnos llevar por la tristeza que genera algunas situaciones vitales, sino centrarnos en ese milagro que es la vida. Ha animado a las familias a valorarla y a ser fieles protectores de ella.
La celebración finalizó con un breve encuentro de nuestro Obispo con las familias, auténtico cobijo de fe y generadora de esperanza. De esa esperanza de la que hablamos tan a menudo y que, en días como hoy y en celebraciones como la de esta tarde, se genera en el ambiente y nos ayuda a continuar conectados con esa protección y ese amor por la vida, en cualquiera de sus momentos y circunstancias.
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