CATÓLICOS EN CANTABRIA – El II Encuentro de formación cofrade aborda la celebración de la Semana Santa

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La tarde de este sábado ha resultado ser no solo interesante, sino, ante todo, productiva y cargada de aprendizaje. Hablamos de la celebración del II Encuentro de formación cofrade, organizado por la Cofradía Los Dolores y acogido por el Work Café del Santander, en la capital de nuestro comunidad.

El evento comenzó con la ponencia marco, ofrecida por Abel de Jesús, divulgador de teología en redes sociales y en YouTube y profesor.

Con el título «¿Celebrar el dolor y la muerte?», el ponente trató la muerte y el sufrimiento desde una perspectiva cristiana. Comenzó con la historia del Edén, señalando que cuando el ser humano busca controlar su destino sin Dios, enfrenta las consecuencias de esa decisión. Planteó, igualmente, una pregunta fundamental: ¿realmente querríamos vivir eternamente? Argumentó que la muerte, lejos de ser solo una desgracia, es un don, idea presente en la obra de J.R.R. Tolkien.

Distinguió igualmente entre el mal moral, derivado de la libertad humana, y el mal físico, como la enfermedad o los desastres naturales, que son más difíciles de explicar. A pesar de causar sufrimiento, estos males pueden dar lugar también a grandes bienes. Además, señaló que el mal moral nos afecta más profundamente, ya que la libertad del otro puede causar más dolor que cualquier tragedia natural.

Criticó cómo la sociedad actual oculta la muerte y el sufrimiento a los niños, dificultando que aprendan a afrontar la vida. Esto provoca que muchos adolescentes se alejen de la fe y enfrenten crisis emocionales. Explicó que el pecado, la enfermedad y la muerte son contrarios al corazón de Dios y que, aunque Dios permite el mal por respeto a la libertad, su omnipotencia se manifiesta al transformar el mal en bien, como en el sacrificio de Jesús en la cruz.

Finalizó aclarando que la Semana Santa no celebra el sufrimiento ni la muerte, sino la entrega de la vida por amor. Su mensaje fue, pues, la victoria del amor y la esperanza en la Resurrección, que reafirma el triunfo de la vida sobre la muerte.

Tras un descanso de media hora, nuestro Obispo, D. Arturo, compartió una ponencia titulada «Cofradías penitenciales: qué son y su lugar en la Iglesia Diocesana. Desde su experiencia personal y pastoral, destacó que las hermandades son una expresión auténtica de la fe popular. Recordó su formación cristiana en su parroquia de origen y cómo las procesiones, con su recogimiento y devoción, marcaron su comprensión de la religiosidad.

A lo largo de su trayectoria pastoral, en lugares como Torrent o Requena, vivió diversas experiencias que le permitieron profundizar en la historia y las costumbres de las cofradías. Relató con emoción el impacto que le produjo una procesión en la que la Virgen de los Dolores pasaba entre el silencio y las lágrimas del pueblo, un momento que simboliza la fe en su máxima expresión.

D. Arturo subrayó que las cofradías deben mantener su esencia religiosa y no convertirse en meras asociaciones culturales, pues su razón de ser es la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. A pesar de la creciente secularización, cree en la fuerza evangelizadora de la piedad popular, destacando su importancia en la exhortación Evangelii Gaudium del Papa Francisco.

Finalmente, expresó su confianza en el papel de las hermandades dentro de la Iglesia Diocesana, considerándolas fundamentales para la manifestación externa de la fe. Con el respaldo de la diócesis, su deseo es que la Iglesia se fortalezca como una gran familia unida en la fe y la tradición.

El jurista Miguel Ángel García ofreció una conferencia sobre el proceso de Jesús, en la que analizó varios aspectos relacionados con este. El proceso de Cristo se completó con un juicio judío y uno romano, aunque en realidad fue un único procedimiento impulsado por los hombres contra Él. García mencionó fuentes históricas, clásicas y cristianas, destacando los Evangelios, especialmente el de Juan.

Históricamente, Judea, bajo dominio romano, conservaba su legislación excepto en casos de pena de muerte, regulados por el prefecto romano. El Sanedrín, suprema autoridad judía, procesó a Jesús por blasfemia tras los detonantes de la resurrección de Lázaro y la expulsión de mercaderes del templo. Sin poder ejecutarlo, lo entregaron a Pilato, quien debía justificar la condena con un crimen romano: lesa majestad. Pilato, siguiendo la cognitio, proceso penal romano, autorizó la crucifixión, castigo habitual para quienes carecían de estatus social. Según el ponente, no hubo nulidad procesal; el juicio se ajustó al derecho vigente.

El encuentro de formación finalizó con una mesa redonda entre los ponentes y con la participación de los asistentes. Una tarde rematada con la gran noticia del alta que el Papa Francisco recibirá mañana domingo para poder continuar con su recuperación en su residencia.

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