La Santa Sede hizo pública, el pasado 24 de octubre, la cuarta Encíclica del Papa Francisco, con el título Dilexit nos (Nos amó), sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. El Santo Padre había anunciado ya su publicación durante la audiencia general del pasado 5 de junio, un mes que tradicionalmente se dedica al Corazón de Jesús.
Analizando la Encíclica, el sacerdote Juan José Hernández, párroco de la UP del Sagrado Corazón de Villalegre (Avilés), explica que el propósito de este texto es «que pongamos a Jesucristo y a su Corazón humano y divino en el centro de nuestra vida y de nuestra historia, de tal manera que el actuar de Cristo sirva para nosotros como camino a seguir». Además, considera que el Pontífice destaca el subrayado de la «carne de Cristo», como queriendo recordar que «Jesucristo no se hizo hombre por un tiempo y al ascender al cielo se quitó el disfraz de lo humano y subió siendo totalmente Dios, sino que sigue siendo totalmente hombre, y totalmente Dios, evidentemente; la naturaleza humana y divina de Jesucristo está ahí y para nosotros eso es muy importante, porque no tenemos un Dios distante, lejano o ausente, sino todo lo contrario, es un Dios muy cercano. Dios, como dice el título de la Encíclica citando la carta de San Pablo a los Romanos, nos ama, y como dice también San Pablo más adelante, ¿quién nos podrá separar del amor de Cristo? Nada ni nadie nos puede separar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús».
José Juan Hernández
El Papa Francisco recuerda también en esta última Encíclica que vivimos en una sociedad que «ve multiplicarse diversas formas de religiosidad sin referencia a una relación personal con un Dios de amor», y al mismo tiempo, recuerda, «el cristianismo olvida a menudo la ternura de la fe, la alegría de la entrega al servicio, el fervor de la misión de persona a persona». Frente a todo ello, explica Juan José Hernández, «la espiritualidad del Corazón de Jesús no es una espiritualidad romántica o alejada, en las nubes, sino todo lo contrario, es una espiritualidad que clama por la concreción y el compromiso. Por eso todos los comentaristas están diciendo que las Encíclicas anteriores, como Fratelli Tutti o Laudato si, se comprenden a la luz de esta última sobre el Corazón de Jesús».
«Esta no es una Encíclica cualquiera», destaca el párroco del Sagrado Corazón en Villalegre. «Es una Encíclica realmente grande, en todos los sentidos, en profundidad, en carga teológica, escriturística, es una encíclica, podríamos decir, redonda».
Y es que en el texto, el Pontífice alude a que «en el Corazón de Cristo podemos encontrar todo el Evangelio», y que «es en su Corazón donde «finalmente nos reconocemos y aprendemos a amar». «Lo que quiere decir con ello el Papa –explica Juan José Hernández– es que el compendio de todo lo que el Evangelio quiere transmitirnos es que Dios te ama, que tú eres importante para Dios y eso lo descubrimos en el actuar humano de Jesús. Cuando ponemos a Jesús en el centro de nuestra vida, todo empieza a tener sentido, desde el vivir humano, el vivir comunitario, parroquial, todo eso encuentra sentido en el Corazón de Cristo, un corazón que ama, que perdona, que restaura, que nos resucita, por eso el Papa habla también de la reparación en el Sagrado Corazón. No se trata de que yo vaya poniéndole tiritas al Corazón de Cristo que ha sido herido por nuestros pecados, sino que se trata de que yo no peque más, o haga todo lo posible por vencer el pecado en mí, y también haga todo lo posible por restaurar las evidencias del pecado en la sociedad, en el mundo en el que vivo, en mi familia o en mi comunidad».
En un tiempo de incertidumbre, con diversos conflictos bélicos que amenazan con desestabilizar al resto del mundo, llega esta Encíclica que habla de la necesidad de «restañar nuestras diferencias», de «ir hacia un mundo justo, solidario, fraterno». «Sin duda alguna, es una encíclica para hoy», afirma el párroco del Sagrado Corazón de Villalegre. «El Papa ha escrito esta encíclica para este 2024, en todos los sentidos y con toda la información que él tiene. Conocemos las guerras de Ucrania, de Oriente Medio, pero hay muchas otras guerras en otros lugares, que no salen en el telediario pero que están latentes. También es preocupante el individualismo exagerado en el que vivimos en nuestras sociedades, en donde el otro parece que no te importa y subes desde el garaje de tu piso sin encontrarte con nadie y parece que lo único que prima es la comunicación rápida y líquida por whatsapp, sin hablar en persona… La Encíclica del Papa Dilexit nos nos invita a pararnos, a ese encuentro personal con Cristo que te cambia la vida, como decía Benedicto XVI y hacia eso debemos caminar».
Texto completo de la Encíclica
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